Diez buenas razones para pasarte al gravel

Se nos ocurren mil razones para explicar la enorme popularidad que el gravel ha experimentado en los últimos tiempos. Y no es de extrañar, puesto que es una especialidad que conjuga bondades del MTB con muchas de las virtudes del ciclismo de carretera.

Si todavía no estás convencido de que el gravel vaya contigo, aquí te damos diez buenas razones para que no te quede ninguna duda.

1.- Se adaptan a cualquier terreno

Una bicicleta de gravel se maneja con solvencia en cualquier terreno. Tiene la doble capacidad de rodar en asfalto con soltura y de devorar cualquier pista o camino que se le ponga por delante. Hasta cierto punto, claro. Si lo que pretendes es romper el crono o descolgarte por trialeras, posiblemente no sea tu mejor opción. Obvio.

Pero lo cierto es que una bici de gravel de gama media es capaz de atravesar terreno complicado con más facilidad de lo que parece a simple vista. En definitiva, es una todoterreno increíble. Unos neumáticos anchos, una geometría robusta y un excelente manejo son elementos comunes en este tipo de máquinas.

Es posible que no sea tan rápida y ágil como una bicicleta de carreras, ni tan resistente como una de montaña, pero es indudable que es la bici que tolera un mayor abanico de terrenos. Digamos que son bicicletas preparadas para casi cualquier cosa. Recuerdan algo a las primeras bicicletas de montaña, pero con la ventaja de contar con una geometría completamente enfocada al equilibrio entre rendimiento y comodidad.

2. Pueden montar todo tipo de neumáticos

Las bicis de gravel cuentan con un paso de rueda más que generoso que no encontrarás en otros modelos de carretera o, incluso, ciclocross. Puedes montar casi cualquier tipo de neumático, sin importar lo grande que sea el balón.

Un neumático grande es decisivo en términos de comodidad. Digamos que actúa como una especie de pequeño amortiguador. De hecho, saber manejar las presiones es particularmente importante en esta modalidad ciclista.

¿Que quieres salir por la carretera? No hay problema. Puedes montar unas cubiertas lisas en una rueda de 700c para rodar rápido, y listo. ¿Que te gusta más perderte por caminos y senderos? Prueba con unas ruedas de menor diámetro (650b) y unas cubiertas de MTB para obtener tracción de sobra en terreno suelto.

Puesto que las bicis de gravel pueden adaptarse a casi cualquier neumático, no necesitarás una bicicleta diferente para distintos tipos de ruta. Con tener un par de juegos de ruedas, suficiente. Siempre te resultará más económico que adquirir bicis diferentes para cada uso.

3. Una geometría cómoda

Las bicicletas de carretera están diseñadas, fundamentalmente, para ir rápido. Por ello, su geometría te obliga a adoptar una posición aerodinámica, en mayor o menor medida. A no todo el mundo le resulta sencillo adoptar esa postura durante mucho tiempo. Puede que no tengas flexibilidad o que, simplemente, te apetezca rodar más erguido. Por ello, puede que una bici de gravel se adapte mejor a tu forma de pedalear.

En general, la geometría de una bicicleta gravel es un poco más vertical, lo que requiere menos flexibilidad en la espalda. La distancia entre ejes suele ser un poco más larga que las de las bicis de carretera. Esto se traduce en un poco más de estabilidad al rodar por terreno accidentado.

Un ángulo de dirección más cerrado también contribuye a la seguridad. Cuando más abierto, menos lanzada es la rueda delantera y más nerviosa es la bicicleta. Por otra parte, el cuadro de una bici de gravel está configurado para absorber las vibraciones del terreno, de modo que el pilotaje resulta más cómodo.

4. Desarrollo versátil

Las transmisiones específicas de gravel resultan extremadamente polivalentes, ya que reúnen características propias de los grupos de carretera y de grupos diseñados para MTB. Las posibilidades son enormes y todo depende del terreno por el que quieras aventurarte.

Hace tiempo que los grandes fabricantes ofrecen sus propios grupos de gravel, como la serie GRX de Shimano, Campagnolo Ekar, SRAM XPLR, etc. Pero las opciones de montaje van más allá, y las posibilidades de configuración son infinitas.

Para una bici de gravel más ligera, es posible que prefieras una configuración de un único plato, con una selección más amplia de cambios en la parte trasera. Un plato único facilita el mantenimiento y minimiza el riesgo de que la cadena salte cuando ruedas por terreno hostil.

Si tu ADN ciclista está más ligado a la carretera y la cadencia perfecta es una obsesión para ti, entonces un grupo con dos platos puede ser más adecuado. Incluso, podrías plantearte montar un grupo de carretera. De hecho, si tus rutas no van más allá de pistas en buen estado y asfalto, un clásico compact 50/34, en combinación con una cassette que te permita hasta una relación 1:1 podría ser la opción ideal.

En cualquier caso, asegúrate de contar con un desarrollo que te permita superar pendientes mucho más pronunciadas que las que normalmente te encuentras en la carretera. Nunca sabes hasta dónde puedes llegar.

5.- Una bici más sufrida

Si eres de aquellos ciclistas de carretera que miman sus bicicletas y sufren con la más mínima rascadura, te alegrará saber que una bicicleta de gravel está preparada para recibir un maltrato extra por caminos y senderos.

Por tanto, aunque también es bueno que la trates con cariño (especialmente en lo que atañe a la transmisión), puedes estar seguro de que tu bicicleta de gravel saldrá vencedora contra el lodo y el barro, así como contra cualquier terreno, por bacheado o accidentado que resulte.

Las bicicletas de gravel se pueden manejar en terrenos similares al de una MTB de XC. Sin duda, serán necesarias algunas habilidades y tener en cuenta ciertas limitaciones. En especial, las derivadas de la falta de amortiguación, si bien existen algunos modelos que ya la incluyen de serie. No sentirás la bici suave como la seda, pero podrás ponerla a prueba.

6.- Comodidad y buen manejo

Las bicicletas de carretera son rápidas y reactivas. Esto también les confiere un mayor nerviosismo, debido en parte a un ángulo de dirección abierto y a una distancia de ejes corta.

Una bicicleta de gravel es diferente. Tiene una distancia entre ejes más larga que una bicicleta de carretera y el ángulo de dirección es más cerrado, lo que implica una rueda delantera más lanzada. Los tirantes suelen ser curvos y con más distancia entre ambos, lo que aporta cierto grado de flexión al conjunto. A ello contribuye también una longitud de vainas más larga.

Todo ello, unido a la posibilidad de montar unos neumáticos anchos, permite un manejo estable que transmite sensación de seguridad.

Mientras que las cubiertas de una bici de carretera aero se mueven en torno a los 25 mm, el estándar en una gravel suele fijarse en 40 mm, tolerando anchuras mayores.

Por otra parte, las bicicletas de gravel suelen montar manillares con un flare o un ángulo de curva más abierto. El flare es la diferencia de ancho de la barra superior con respecto a los extremos o punteras. Esta configuración permite al ciclista un agarre más amplio, lo que aporta mayor estabilidad en terreno irregular.

7.- Ideal para una aventura ciclista

Si buscas una aventura en bici, un modelo de gravel es la solución ideal. Una postura erguida, la geometría cómoda del cuadro y unos neumáticos todoterreno la convierten en la compañera perfecta para largas jornadas de pedaleo, sin preocuparte el tipo de terreno que tendrás que surcar.

Su manejo más estable las hace perfectas para cargar equipaje. En este sentido, muchas vienen preparadas con puntos de anclaje para montar soportes para alforjas y bolsas de viaje. Es posible encontrarlos en distintos puntos del chasis.

Puedes cargar tu bicicleta con una bolsa para el manillar, una bolsa para el tubo superior, una bolsa para el tubo inferior, bolsas para la horquilla, alforjas, e incluso un carrito. En definitiva, podrás llevar lo que quieras para tu viaje, y con seguridad.

8.- Infinitas opciones extra

En la actualidad, las marcas ofrecen bicicletas de gravel con infinitas opciones de configuración. ¿Vienes del MTB y quieres una gravel con tija telescópica para ponerla a prueba en los terrenos más exigentes? No hay problema, tienes modelos que montan de serie este componente.

¿Estás buscando la bicicleta eléctrica más versátil? No te preocupes. El catálogo de e-bikes de gravel no deja de crecer, por lo que tendrás ese plus de asistencia si lo deseas.

¿Te gustaría un extra de suspensión para superar terrenos exigentes? También puedes encontrarlo en algunos modelos.

En definitiva, puedes adaptar tu bicicleta gravel al tipo de conducción que más vaya con tu forma de entender el ciclismo.

9.- Te hace mejor ciclista

Una de las mejores cosas de andar en bici fuera de la carretera es que te permite desarrollar un conjunto completamente nuevo de habilidades: levantarte del sillín para dejar que la bici fluya mejor sobre terreno accidentado, cambiar el centro de gravedad sobre la rueda trasera para mejorar la estabilidad en descensos pronunciados, prever la frenada y la inclinación de la bici en terreno suelo…

Inicialmente, es posible que estas habilidades no surjan de forma natural. No te apures: conforme hagas kilómetros off-road, te sorprenderás de tus progresos y de tu mejora técnica. Te convertirás en un mejor ciclista.

10.- Las bicis de gravel son divertidas

Más allá de lo que te hemos contado, la principal razón para hacerte con una bici de gravel es que te promete diversión a raudales. Con una bicicleta gravel puedes ir a cualquier parte, circular por cualquier camino y disfrutar de casi cualquier aventura que imagines.

Un disfrute que no está reñido, por supuesto, con la posibilidad de rodar rápido. De hecho, cada vez son más las marcas que lanzan bicicletas de gravel con un marcado componente aerodinámico.

Puedes competir con ella, usarla en tus trayectos al trabajo por la ciudad o emplearla como una forma de descubrir el territorio. Posiblemente, el tipo de bicicleta que mejor define la palabra libertad aplicada a la práctica del ciclismo.