Guía completa sobre los materiales de cuadros de bicicleta: ventajas y desventajas
Acero, aluminio, fibra de carbono y titanio. Éstos son los materiales más comunes con los que se elaboran los cuadros de bicicletas, tanto para carretera como para montaña, gravel o triatlón. Lo más habitual es que sean de aluminio o carbono. O de una combinación de ambos materiales. También hay aleaciones que incluyen cromo, vanadio e incluso existen cuadros fabricados con fibra de basalto, que es una roca volcánica. Pero... ¿cuál es mejor? Comúnmente se tiende a pensar que, entre una bicicleta con cuadro de aluminio y otra con cuadro de carbono, es siempre preferible elegir la segunda. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Cada material tiene sus propias peculiaridades y ofrece una serie de características distintas a otros. Por eso, antes de dejarte seducir por el aluminio, el carbono, el titanio o cualquier otra materia prima que se emplea para la fabricación de cuadros, hay una serie de factores que debes considerar:
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El tipo de uso que vas a darle a la bicicleta: ¿De qué te sirve gastarte 3.000€ en una bicicleta de titanio si vas a hacer un par de salidas al mes por tramos llanos y de no más de 50 kilómetros? No es lo mismo una bicicleta para competir en carreras, donde la rigidez y la ligereza del cuadro pueden ser la diferencia entre hacer unos segundos más o unos segundos menos en el crono, que planificar largas rutas por tramos sinuosos e irregulares que exigen una mayor flexibilidad y durabilidad de los componentes.
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El peso: Muchos ciclistas prefieren una bicicleta de carbono a una de aluminio porque el cuadro de la primera pesa 300 gramos menos (en algunos modelos es incluso menor). Si el peso de tu bicicleta es una prioridad, tal vez deberías considerar la opción de comprar unas rueda más ligeras en lugar de pagar la diferencia de precio que supone cambiar un cuadro de aluminio por otro de carbono.
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El tiempo de uso: ¿Vas a comprarte una bicicleta que te dure toda la vida o piensas cambiarla dentro de un año? No olvides que todos los materiales sufren desgastes y fatigas con el paso del tiempo y la intensidad de uso. Pero unos se desgastan antes que otros. El acero, por ejemplo, se oxida con mayor facilidad que el aluminio, pero su durabilidad también es mayor. La fibra de carbono es más sensible a grandes impactos, como una caída contra unas rocas, pero es menos propenso a un desgaste por uso continuado.
- El presupuesto: Es sencillo: a igualdad de equipamiento y componentes generalmente una bicicleta de aluminio cuesta más que una de acero, una de fibra de carbono es más cara que otra de aluminio y un cuadro de titanio tiene unos costes de fabricación mayores que los otros tres materiales.
Acero
El acero está considerado un material desfasado. De hecho, las principales marcas hace años que abandonaron la fabricación de cuadros de acero para sus gamas medias y altas... y en la mayoría de los casos también para las bajas. Sin embargo, aún pueden encontrarse en el mercado bicicletas fabricadas con acero. Hasta la década de 1970 prácticamente todos los cuadros de bicicleta estaban construidos en acero. En esos años aparecieron las mountain bikes y, con ellas, la necesidad de buscar materiales más ligeros. Así fue como poco a poco fue introduciéndose el aluminio en la industria del ciclismo. En los años 1990, con la llegada de la fibra de carbono, el acero quedó relegado a bicicletas de gamas inferiores o a fabricantes de marcas blancas. No obstante, existe un tipo de acero denominado CroMo que sigue utilizándose como material para cuadros de algunas bicicletas de gamas superiores. Se llama así porque está hecho a partir de una aleación de cromo y molibdeno. Es más ligero y resistente que el acero convencional. La principal cualidad de los cuadros de bicicleta de acero es que son más baratos, tienen una mayor durabilidad que el aluminio y son más fáciles de reparar en caso de abolladura o perforación. Es también un material con una gran resistencia. Si vas a llevar mucho peso encima, como por ejemplo en un viaje largo de aventura con decenas de kilos en la mochila y las alforjas, una bicicleta de acero puede ser una buena elección. Por contra, el acero presenta como desventaja que es más pesado que los otros materiales y también es más sensible a la oxidación.
Aluminio
El aluminio es el material más utilizado actualmente para la fabricación de cuadros de bicicleta. De cuadros y de manillares, bielas, tijas y componentes diversos. Se introdujo en la industria del ciclismo hacia la década de 1970 y hoy todas las principales marcas de bicicletas cuentan en sus gamas con modelos de aluminio de forma mayoritaria. Al contrario de lo que sucede con el acero, el aluminio es un material de una densidad muy baja. Dicho de otra manera: el aluminio es más maleable que el acero y, además, es más ligero, por lo que resulta un material más fácil de manejar en la fabricación de cuadros de diferente geometría. Es también más barato que la fibra de carbono y requiere menos tiempo de elaboración. Los tubos de aluminio pueden tener diferentes grosores. Esta característica la utilizan los fabricantes para elaborar cuadros con una excelente combinación de rigidez y ligereza. Así, por ejemplo, los extremos del tubo horizontal suelen ser más gruesos que la parte central, favoreciendo así la rigidez de la estructura sin que repercuta en un incremento del peso. Otra de las ventajas del aluminio es su coste de fabricación, más barato que la fibra de carbono. Además, cuenta con una excelente resistencia en relación a lo ligero que es y es menos sensible a la corrosión que el acero. Por contra, es un metal más propenso a sufrir lo que se denomina fatiga de los materiales, que es el desgaste estructural por el paso del tiempo y el uso intensivo. También es un material más difícil de reparar que el acero. Los cuadros de aluminio son seguramente la mejor opción en términos de presupuesto y tipo de uso para la mayoría de aficionados al ciclismo. Sin embargo, a pesar de que las marcas utilizan aleaciones de aluminio con otros metales para aumentar su resistencia, su durabilidad sigue siendo menor que la del carbono o el titanio.
Carbono
La fibra de carbono se ha convertido en el material estrella de la industria del ciclismo. Hasta hace 25 años tan sólo unos pocos profesionales podían disfrutar de bicicletas con cuadros de fibra de carbono. Hoy forman parte del catálogo comercial de la mayoría de marcas punteras gracias a la mejora de los procesos de fabricación, que han abaratado su coste. Es un material mucho más caro que el aluminio y el acero, pero se adapta totalmente a prácticamente cualquier geometría. De ahí que en la alta competición haya cada vez más bicicletas con tubos curvos o con formas que hasta hace unos años eran imposibles de fabricar... sencillamente porque los materiales que se empleaban tenían una capacidad de diseño limitada. La gran ventaja de la fibra de carbono es su relación peso-rigidez. Se trata de un material que se contrae y se expande en función de la tensión y los kilos que tenga que absorber en cada momento. Por eso las bicicletas de carbono resultan más cómodas para pedalear en trazados irregulares y largas jornadas por la carretera y offroad.
Otra ventaja es que es un material muy ligero. Ten en cuenta que, aunque los cuadros sean sólidos, en realidad están realizados a partir de fibras que en algunos casos tienen el mismo grosos que un pelo humano. Estas fibras se trenzan y se refuerzan con resina para crear la estructura del cuadro. Además, no tiene el problema del aluminio y el acero ante la corrosión. Y su durabilidad es mayor. De ahí que algunas marcas ofrezcan garantía de por vida ante fatiga de los materiales en sus modelos con cuadro de carbono. Probablemente estés pensado que, dado que es un material más ligero, tiene un ciclo de vida mayor y es más rígido, sea también mejor y merezca la pena pagar la diferencia de precio por tener una bicicleta de fibra de carbono antes que una de aluminio.
Sin embargo, hay que tener en cuenta los contras. El carbono es un material fracturable. Es decir, que si un golpe fuerte en una bicicleta de aluminio puede provocar una abolladura, en un cuadro de carbono directamente se fractura el material y en muchos casos resulta irreparable. La calidad de un cuadro de fibra de carbono no sólo depende del material, sino especialmente del proceso de fabricación. Dependiendo del grosor y de la colocación de las fibras, un mismo cuadro puede ser más o menos rígido y presentar algunos puntos sensibles a una rotura en caso de golpe seco. Las marcas de referencia suelen utilizar la técnica del cruzado de fibras para elaborar sus cuadros. Para sus modelos tope de gama emplean lo que se denomina el monocasco. Consiste en un molde donde se introduce el carbono para elaborar el triángulo que conforma el cuadro de una sola pieza. Estos moldes son muy caros. De ahí que las bicicletas monocasco no estén al alcance de cualquier bolsillo. Las bicicletas con cuadro de carbono suponen una notable diferencia para quien pasa largas jornadas pedaleando en la carretera, ya que proporciona un grado de comodidad y ligereza extra. Sin embargo, si vas a lanzarte por rutas trialeras, senderos escarpados y caminos de cierta dificultad técnicas con tu bicicleta de montaña, quizás debas considerar si merece la pena pagar tanta diferencia de dinero por un cuadro sensiblemente más ligero que quizás acabe astillado en caso de ser golpeado contra una roca.
Titanio
Cuando el titanio hizo su aparición como material de fabricación en la industria de la bicicleta, se encontró con que compartía espacio con el aluminio y la fibra de carbono. Y, como estos últimos resultaban materiales más asequibles en términos económico, las bicicletas de titanio quedaron relegadas a una porción muy pequeña del mercado. El titanio es un material que comparte propiedades con los otros tres anteriores. Es tan fuerte como el acero, mucho más ligero, resiste mejor la corrosión y resulta mucho más duradero. Prácticamente una bicicleta de titanio fabricada de manera óptima es indestructible. Decimos lo de "fabricada de manera óptima" porque ésta es una de sus grandes desventajas, junto con el precio. El titanio es un componente que apenas reacciona con el oxígeno. Es por ello que resulta muy difícil soldar los tubos del cuadro y se requiere hacerlo en cámaras llenas de gas argón. En cuanto a sus ventajas, la comodidad a la hora de rodar es más que notable dada su combinación de ligereza y rigidez. Y no temas que la bicicleta acabe estrellándose contra una roca, porque su capacidad para absorber los impactos es superior. Sin embargo, no es barato como materia prima ni tampoco es sencillo su proceso de fabricación. De ahí que el precio de este tipo de bicicletas sea superior y que muchas marcas directamente renuncien a tener en sus gamas unidades montadas con cuadros de titanio.