Guía para elegir la bicicleta de gravel adecuada

Guía para elegir la bicicleta de gravel adecuada

bicicleta de gravel

¿Te gustaría comprar la mejor bicicleta de gravel pero no sabes cuál es la más adecuada para ti? Pues estás de suerte. En esta guía te ayudamos a elegir una bici ajustada a tus necesidades. Interpretar aspectos como la geometría, las ruedas o la transmisión es clave para acertar en tu decisión de compra. ¿Empezamos?

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1. La geometría de una bici de gravel

Antes que nada, deberías preguntarte: ¿Cuál es el terreno por el que voy a pedalear durante más tiempo con mi bici de gravel? La respuesta te guiará a la hora de elegir la geometría ideal para tu bici.

La geometría es un factor crucial en cualquier bici, pues condiciona la comodidad y el comportamiento de tu máquina. Es particularmente importante en esta modalidad del gravel, donde las geometrías entre marcas y modelos suelen variar sustancialmente.


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Puedes visitar aquí el canal en YouTube de Javier sobre gravel y aventuras en bicicleta.


Algunas bicicletas son largas y estables, por lo que te darán más confianza. Otras son cortas y nerviosas, resultando más ágiles, pero obligando a un pilotaje más hábil. Unas geometrías se acercan más a la bici de carretera y otras tienden más hacia una bicicleta de cross country (XC), a una MTB.

La elección de la geometría correcta dependerá del terreno por el que circules. Si la mayor parte de tus rutas discurren por carretiles y pistas sencillas, una geometría parecida a la de una bici de carretera tiene todo el sentido.

Si te gusta perderte por senderos y caminos, quizás deberías buscar una geometría más cercana a la bici de montaña. Pero no te hagas trampas ni te dejes llevar por la moda. En principio, las bicis de gravel cubren precisamente ese espacio que no pertenece ni al mundo de la carretera ni al mundo de las trialeras. Al menos, con ese espíritu aterrizaron en el mercado.

En su origen, las bicis de gravel nacieron para cubrir un espacio que no pertenece ni al mundo de la carretera ni al mundo de las trialeras.

En términos generales, la geometría de una bici de gravel es menos exigente (y menos aerodinámica) que la de una bici de carretera, y un poco más agresiva en comparación con una bici de XC.

Todas las marcas cuentan con tablas numéricas que te informan de las medidas y ángulos del cuadro. Sin entrar en grandes detalles, uno de los valores más determinante es el llamado trail.

Para entenderlo bien, el trail sería la distancia entre la proyección del tubo de dirección del cuadro, con el mismo ángulo, y la proyección en vertical del eje de la rueda delantera. A más distancia, una posición más lanzada, con lo que ganas en estabilidad, pero pierdes en reactividad. La bicicleta se hace un poco más perezosa.

El trail de una bicicleta
En rojo, el trail.

Por simplificar: cuanto mayor es el trail, las sensaciones sobre la bici se acercan más a las de una bicicleta de montaña. Para que te hagas una idea, la mayoría de las bicis de montaña actuales se mueven entre 80 y 100 mm. Las bicicleta de carretera, entre 55 y 61 mm.

Ciertamente, el trail no es la única medida que determina la geometría, pero sí es un buen indicador para quien no domina estas cuestiones.

2. Las ruedas y cubiertas en una bicicleta de gravel

Si las ruedas son determinantes en cualquier tipo de bicicleta, en una bici de gravel lo son todavía más si cabe.

La elección de tus neumáticos deberá adecuarse al terreno por el que tienes previsto rodar durante más tiempo. Pero hay otros factores importantísimos que debes contemplar: tu estilo de pedaleo, tu habilidad, tu velocidad de marcha…

Por ejemplo: no es lo mismo volar a 30 km/h por caminos repletos de piedra suelta, que hacer el mismo recorrido de paseo.

En el primer caso, una rueda relativamente estrecha puede ser perfecta. Pero esa misma rueda para un ciclista inexperto puede ser un quebradero de cabeza y fuente continua de pinchazos. Depende.


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Bien, ¿ya tienes claro cuál es tu estilo? Pues vayamos con los neumáticos.

La oferta de neumáticos es enorme. Pero siempre deberías fijarte, al menos, en dos cuestiones: el tamaño de la rueda y la cubierta.

Si optas por rutas con grava o tierra compacta, una rueda 700c (el estándar que emplean las bicis de carretera) y un neumático de 32-40 mm de anchura debería ser más que suficiente. Si lo tuyo es la velocidad off-road y montas 30 mm, por ejemplo, podrías ir realmente rápido y disfrutar de sensaciones similares a las que te proporciona el ciclismo en ruta.

Traduciendo: en este caso, estaríamos hablando de una rueda de carretera con una cubierta gruesa, pero armónica. Digamos que sería el montaje de una gravel de manual, de las que aparecen en los anuncios.

Pero en tamaños de rueda existen más opciones. En especial, si quieres poner tu bicicleta de gravel al límite. Si lo tuyo son los caminos y moverte en la frontera del gravel y el MTB, podrías montar un tamaño de rueda más pequeño. Nos iríamos a una rueda 650b. ¿Te suena?

Si lo tuyo son los caminos y moverte en la frontera del gravel y el MTB, podrías montar un tamaño de rueda más pequeño

Este formato permite más distancia entre llanta y cuadro, por lo que en ese espacio de más puedes montar neumáticos más voluminosos, similares a los de una bici de montaña. Ese mayor volumen permite rodar a presiones mucho más bajas.

De hecho, este formato 650b sería similar al de una rueda de montaña de 27,5 pulgadas. ¿Se entiende? Una rueda más pequeña siempre será más reactiva, más ratonera.

Puede que te preguntes: ¿Hay bicis de 700c que admitan cubiertas de montaña? Sí, hay algunas que tienen pasos de rueda muy grandes, pero no es la norma y ya estaríamos mezclando conceptos. Con lo cual, asegúrate antes de que tu cuadro tolera ese tipo de ruedas.

Si tienes dudas, siempre puedes adquirir dos juegos de ruedas diferentes: uno de 700c y otro de 650b. ¿Una locura? Siempre será más económico que comprarte dos bicicletas.

Mujer ciclista en bicicleta de gravel

En resumen.

Si tus rutas están más cerca de la carretera que de las trialeras, con un paso de rueda que tolere hasta 40 mm tendrás de sobra. Será suficiente para casi todas tus aventuras. ¿Quieres más adrenalina por terreno roto? Pues busca, al menos, 45 mm. Una rueda más ancha te permite presiones de inflado más bajas y rodar con más confort, como si tuvieras un pequeño amortiguador.

Y es que la presión de los neumáticos en una bici de gravel es otro aspecto clave. Normalmente, tu bici será rígida (sin amortiguación) y serán las ruedas las que te ayuden a absorber las irregularidades del terreno. Una menor o mayor presión de inflado puede marcar la diferencia entre un rodar suave y un castigo sobre dos  ruedas.

Cuanto mayor sea la presión de inflado de tu bici de gravel, más sufrirá tu cuerpo las irregularidades del terreno.

¿Y cuáles son las presiones ideales para tu bicicleta de gravel? Pues depende también.

La mejor decisión es ceñirse a la recomendación del fabricante. En el lateral de tus cubiertas encontrarás las presiones mínimas y máximas recomendadas. Lo razonable es que te mantengas en estos parámetros. Pero no existe una regla fija.

Para un mismo tipo de cubierta, la presión mínima podría oscilar desde 2.5 bar hasta por debajo de 1.0 bar. Depende del balón (anchura) que tengan tus ruedas, de si montan cámara o tubeless, del peso del conjunto bici-ciclista, etc…

Bicicleta de gravel

Lo que te aconsejamos, desde luego, es que no apures la presión máxima, ya que sufrirás hasta el más pequeño de los baches y tu ruta se convertirá en una tortura.

A modo orientativo: para cubiertas de 40 mm (muy habituales en bicis de gravel), una presión en torno a los 2.0 bar (algo más detrás que delante) puede ser adecuada para rodar por cualquier pista, caminos en estado aceptable, y hasta senderos bien pisados.

Finalmente, asegúrate de que tus ruedas estén preparadas para montar cubiertas con tubeless. Es decir, que puedas emplearlas sin cámara y con líquido sellante. Es el método antipinchazos más efectivo. Si lo pruebas, no querrás volver a la cámara de aire. Te lo garantizamos.

3. La transmisión en una bici de gravel: ¿uno o dos platos?

Ya tenemos claro el tema de las ruedas, ¿correcto? Pues vamos a elegir ahora la transmisión ideal para tu bici de gravel.

Si eres más de asfalto y pistas de gravilla, y huyes de desniveles infernales, un grupo convencional de carretera puede ser la opción a tener cuenta. Especialmente, si procedes del mundo de las ruedas flacas.

Hasta los grupos más enfocados a ciclistas principiantes (pongamos un Shimano Claris, o SRAM Apex, por ejemplo) cumplirán dignamente.

En estos casos, la opción de doble plato sería ideal. ¿Por qué? Pues porque te permite una gran variedad de multiplicaciones, o lo que es lo mismo: muchas marchas con un salto mínimo entre ellas.

Esto favorece mantener cadencias constantes y rodar kilómetros y kilómetros. Sensaciones similares a las de circular por carretera, pero con un punto off-road que añade un poco de salsa a tus rutas.

Cambio Shimano GRX

Si te decantas por esta opción, te recomendamos que montes un compact (plato pequeño de 34 o 36 dientes) en combinación con un cassette de 32 dientes. De este modo, tendrás margen para afrontar subidas con buena cadencia.

Si tu intención es aventurarte por terreno mucho más roto, el monoplato puede ser una opción más adecuada. Por muchas razones. Para empezar, tiene menos complejidad técnica, con lo que el mantenimiento es menor; el desviador y sus componentes desaparecen.

Por otra parte, reconozcamos que es un galimatías cambiar de plato continuamente al enfrentar subidas y bajadas continuas. Cuando hay muchos cambios de ritmo, un único plato es la opción ideal.

Las bicicletas de gravel monoplato suelen ofrecer algo más de rigidez en el eje del pedalier.

Las transmisiones monoplato ofrecen el mismo rango de marchas, incluso más, que los modelos diseñados para bici de carretera; es decir, la diferencia entre el piñón pequeño (de 10 dientes, por ejemplo) y el grande suele ser mucho mayor. En consecuencia, el salto entre marchas, al disponer de menos combinaciones, es más brusco.

Un inconveniente añadido de que la cadena puede coger holgura con más rapidez, ya que trabaja cruzada durante más tiempo. Pero con un cambio a tiempo, suficiente. Recuerda que una cadena desgastada tiende a resbalar en los engranajes y a desgastarlos con facilidad. Ello te obligaría a un cambio de transmisión más complejo… Y caro.

Hace tiempo que los grandes fabricantes ofrecen ya montajes específicos para bicis de gravel. Si has investigado un poco, te sonarán Shimano GRX, SRAM XPLR, e incluso Campagnolo Ekar.

Grupo Ekar de Campagnolo para gravel
Grupo Ekar, el específico de Campagnolo para gravel. Imagen: Campagnolo.

En cuanto a rango de marchas, tienes montajes de sobra para afrontar cualquier terreno: de lo más empinado a lo más rodador. Por ejemplo: con el grupo Campagnolo Elkar podrías montar un plato de 38 hasta 44 dientes, con un casette de 13 velocidades de entre 9 y 42 dientes.

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No podemos acabar con este asunto de la transmisión sin abordar un tema clave: ¿Cambio mecánico o cambio electrónico?

Precios al margen, la realidad es que el cambio electrónico también ha llegado al gravel para quedarse. Si te lo puedes permitir, es la opción ideal: una solución cómoda, robusta y fiable. Eso sí, no olvides recargar periódicamente las baterías. Si es Shimano Di2, sólo necesitas enchufar; para SRAM eTap, la batería se carga por separado con un cargador.

4. El cuadro en una bici de gravel: ¿aluminio o carbono?

No. No nos olvidamos del material del cuadro de tu bicicleta de gravel. Pero sí es cierto que no resulta tan determinante como en otras modalidades ciclistas. Digamos que el gravel va más de aventura y disfrute, y menos de competición. Al menos, a priori.

Sí, el carbono es perfecto, si quieres ganar el Tour de Francia y ahorrar un gramos, pero imaginamos que no es tu caso. Es difícil percibir sus virtudes en cuanto a rigidez y peso cuando ruedas por caminos y sobre ruedas de 40 mm. Ello no quiere decir que no te lo recomendamos; al contrario, se trata de que cada euro de tu compra esté bien invertido.

bicicleta de gravel

Para empezar en esto del gravel, un cuadro de aluminio, en combinación con una horquilla de carbono que absorba bien los baches, puede ser la opción más equilibrada en términos precio-rendimiento.

En los últimos años, la tecnología en aluminio ha evolucionado mucho, tanto estéticamente como en prestaciones. Además de ahorrar dinero, sufrirás menos cuando tu bici comience a mostrar golpes y marcas por el uso.

Ten claro también que un buen cuadro de aluminio actual será preferible a uno de carbono de gama de entrada o con muchos años de antigüedad.

5. Suspensión, manillares, frenos… ¿Qué más tener en cuenta al comprar una bicicleta de gravel?

En principio, las bicis de gravel no tienen esa vocación competitiva que caracteriza a las bicis de carretera más pro. Por eso, factores como el peso y la aerodinámica no juegan un papel tan relevante.

Si acostumbras a pedalear por terreno quebrado, te aconsejamos hacerte con un manillar específico de gravel.

Manillar de gravel
Modelo de manillar de gravel Comp Beacon, de la marca Ritchey.

Son manillares abiertos, con flare: curvados hacia fuera en su parte inferior y con menor caída (drop). De este modo, puedes separar más los brazos y bajar el centro de gravedad, por lo que ganas en estabilidad y control en terreno técnico. También permite relajar la postura, ya que el manillar na baja tanto como en las bicis de carretera más aero.

Un manillar específico de gravel te permitirá mayor control y una postura de pedaleo relajada.

En cuanto a los frenos, poco debate: de disco e hidráulicos. Es la norma, con al menos 160 mm de diámetro, e incluso 180 mm si tu peso o exigencia técnica te obliga a mayor potencia de frenado.

Y por último, en los últimos tiempos hemos vivido el aterrizaje de bicicleta de gravel que incluyen horquilla con amortiguación (incluso con doble suspensión). Modelos como la Canyon Grizl o la Cannondale Topston cuentan con modelos muy representativos de esta tendencia.

Puede tener sentido. Pero si decides adentrarte en este segmento, quizás deberías cuestionarte si tu mejor opción no es una bicicleta de montaña.

Un modelo Cannondale Topstone, equipada con doble suspensión.
Un modelo Cannondale Topstone, equipada con doble suspensión. Imagen: Cannondale
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Bien, y para terminar: no se trata de elegir la bicicleta de gravel perfecta. Se trata de buscar la bicicleta adecuada para tu forma de entender el ciclismo. Si no lo haces, comprarás la bicicleta equivocada. Además, esa búsqueda es parte de la diversión. ¿No te parece?


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