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Cómo elegir un buen casco de bicicleta

Cómo elegir un buen casco de bicicleta

Consejos para encontrar el casco ideal para tus rutas en bicicleta

Elegir un buen casco de bicicleta es esencial para disfrutar a tope de tus escapadas ciclistas. Sin duda, es el accesorio más importante y no deberías escatimar en tu seguridad. Normativas al margen, será tu mejor aliado si sufres una caída. Recuerda: las lesiones cerebrales son la primera causa de fallecimiento entre ciclistas. Hay cientos de modelos y no puede decirse que hoy existan cascos malos en el mercado. En absoluto. Cualquier marca reconocida cumple con el estándar de seguridad al que obliga la normativa europea (EN 1078). Por barato que sea, un casco homologado ofrecerá siempre una adecuada protección, pero contará con especificaciones limitadas. Obviamente, un casco de 30€ nunca ofrecerá las mismas prestaciones que uno de 600€. El tipo de casco ideal para ti dependerá de la modalidad ciclista que practiques y de tu estilo de pedaleo. Es posible, incluso, que necesites más de uno si te desenvuelvas en varias disciplinas.


¿Cómo elegir un casco de bicicleta adaptado a mis necesidades?

Existen muchos factores que pueden marcar la diferencia entre un simple casco y TU casco. La combinación de todas ellas, en mayor o menor medida, determinarán tu decisión de compra. ¿Quieres conocer los diez más relevantes?
  • La talla del casco. Es un aspecto básico para que cumpla correctamente su función.

  • La ventilación del casco, determinada por su diseño y las aberturas para la circulación del aire.

  • El sistema de retención y ajuste, condicionados por el regulador del casco en la nuca y el cierre delantero bajo la barbilla. Una adecuada combinación de ambos evita que el casco se desplace. En los últimos tiempos, han surgido fórmulas novedosas. Por ejemplo, la hebilla magnética Fidlock, que facilita el cierre, incluso con unos guantes de invierno puestos. Asimismo, el ajuste trasero con boa o ruleta dentada gana en versatilidad en cascos de gama alta. Tampoco pierdas de vista las correas o cintas del casco: las hay de distintas texturas y grosores. Algunas permiten una regulación en la zona de las orejas para salvarlas y conseguir un ajuste ideal.

  • El tejido textil acolchado que recubre el interior del casco. En muchos casos, cuenta con recambios, lo que permite mantener una buena higiene. Este elemento va ligado a otro aspecto primordial: la ergonomía del casco o su capacidad para adaptarse a la forma de tu cabeza. Deberías sentir que se ajusta como un guante.

  • El peso del casco y la construcción aerodinámica. Es un asunto muy importante en competición, y relevante para el ciclista aficionado. Sobre todo, si hablamos de ciclismo de carretera. Así, un casco en torno a los 300 gr puede suponer un buen equilibrio coste-beneficio. Seguramente, lo agradecerán tus cervicales. Nada que ver con otras modalidades, donde la ligereza juega un papel secundario. Así, un casco integral de MTB estándar puede moverse en unos 1.000 gr, e incluso más.

  • La inclusión, o no, de sistemas de protección frente al impacto (como el MIPS y otros similares, de los que hablaremos más adelante).

  • La visera, desmontable o no, asociada especialmente al ciclismo de montaña. Aunque hay ciclistas que cuestionan su utilidad, tiene varias funciones: proteger del sol, mitigar el impacto de ramas en la cara y evitar que la lluvia caiga directamente sobre las gafas.

  • El núcleo del casco. Es el elemento destinado a absorber directamente los impactos. Suele venir fabricado en polietireno expandido (EPS): similar al corcho blanco de embalaje, pero mucho más compacto. En los últimos tiempos, han llegado al mercado tecnologías como Koroyd, un material complementario que aporta un extra de ventilación y capacidad de absorción al EPS.
  • La carcasa plástica exterior (o calota). Suele ser de policarbonato, aunque también es habitual la fibra de carbono o fibra de vidrio. En gamas de casco bajas, suele adherirse al núcleo con pegamento y con el uso puede despegarse. En gamas medias y altas, forman una estructura única que proporciona más resistencia y ligereza. Es lo que se denomina construcción in-mold.
  • Por último, no te olvides del estilo y estética del casco. Aunque no es lo más importante, los cascos se han convertido en un complemento más de moda ciclista.

¿Cuándo debería reemplazar mi casco de bicicleta?

Supongamos que llevas ya algún tiempo en esto del ciclismo y te planteas la gran pregunta: ¿Ha llegado la hora de cambiar mi casco?


Cambiar el casco por el uso

Algunos fabricantes recomiendan sustituirlo cada cinco años; otros, cada tres. No existe un único criterio. En cualquier caso, nos referimos siempre a cascos que no hayan sufrido impacto alguno. En caso de accidente, la historia cambia. El argumento es que el núcleo del casco recibe golpes y presiones a consecuencia del uso cotidiano. Con el tiempo, estos microimpactos provocan una pérdida en el volumen de EPS, limitando su capacidad para absorber la energía en caso de caída severa. Por otra parte, la luz ultravioleta del sol, el calor y el sudor pueden contribuir al deterioro del material.

De todas formas, un casco de bicicleta no se degrada de la noche a la mañana. Por descontado, cierta prevención puede ayudarte a prolongar su vida útil. Si te lo llevas de viaje, protégelo y evita meterlo a presión en la maleta. Cuando regreses a casa de una ruta, guárdalo en una una bolsa acolchada. Evita también aplicar cualquier tipo de disolvente y adhesivo. Presérvalo de temperaturas extremas y no lo dejes caer ni lo arrojes de cualquier manera.


¿Debería cambiar de casco después de un accidente?

Cosa distinta es sufrir una caída. Si aterrizas con la cabeza, deberías reemplazar el casco. Sin dudarlo. De hecho, el núcleo de EPS está diseñado para un único impacto. Si se deforma, no te ofrecerá la protección adecuada en caso de un segundo percance. Toquemos madera. No te fíes del aspecto externo, ya que el casco puede estar dañado y tener fisuras internas. La carcasa exterior podría ocultarlas. Si así fuera, el casco podría romperse fácilmente con un impacto sobre la misma zona.

➡️ Qué hacer en caso de sufrir un accidente con la bicicleta

¿Cómo elegir la talla correcta para mi casco de bicicleta?

Cuando compres un casco de bicicleta, asegúrate de que se adapta perfectamente a tu cabeza. Es primordial para que cumpla su función en un impacto, y también para tu comodidad. Al igual que sucede con la talla de tu bicicleta, elige un casco adecuado a tu fisonomía.

➡️ Cómo elegir la talla de bicicleta correcta

El tallaje de los cascos varía entre marcas y cada una hace la guerra por su cuenta. Con frecuencia, los cascos de gama baja son de talla única. Muchas marcas disponen de tallas que corresponden al perímetro de la circunferencia de la cabeza (calculada en centímetros). Por ejemplo, cascos de la talla 52 a la 56, etc. Otros fabricantes ofrecen una escala del tipo S, M, L, que tienen su equivalencia en centímetros. Pongamos el ejemplo de un modelo de la marca MET: el Trenta MIPS de carretera. Este casco se presenta en talla pequeña (S), mediana (M) y grande (L). Cada una se corresponde con medidas de 52-56 cm, 56-58 cm y 58-61 cm, respectivamente. Existen tablas que establecen dicha correspondencia en la web del fabricante.

¿Cómo calculo la talla de casco de bicicleta que me corresponde?

Conocer tus medidas para acertar con la talla de casco es sencillo. Simplemente, toma cinta métrica y colócala sobre tu frente: aproximadamente, 2 dedos por encima de tus cejas. Desde allí, mide la circunferencia de tu cabeza, pasando la cinta por encima de tus orejas.
Se trata de calcular la mayor circunferencia posible que puedes trazar alrededor de tu cráneo.

Asegúrate de que la cinta métrica esté bien ajustada y repite el proceso varias veces para un resultado preciso. Esta medida es la que emplean las marcas para definir sus tallas. Cuando hagas tus cálculos, puedes emplear la tabla siguiente a modo de guía.

Pero recuerda consultar las medidas de cada fabricante, ya que no existe un estándar.

Talla XS Talla S Talla M Talla L Talla XL
Circunferencia de la cabeza 47-51 cm 51-55 cm 55-59 cm 59-63 cm 61-65 cm

Ten en cuenta también que no todas las cabezas son iguales y que no todos los cascos ajustan de la misma manera. La mayoría de los cascos, salvo algunos modelos integrales de MTB, cuentan con una ruleta de ajuste trasera (en la nuca) para un acoplamiento perfecto. En ciertos modelos, esta ruleta incide no sólo en la zona occipital, sino que genera ajuste en todo el perímetro de la cabeza, a través de un cordón que recorre la base interna del casco. Una vez ajustado, comprueba que el casco permanece en su sitio al agitar la cabeza enérgicamente, incluso con el cierre delantero desabrochado. Será un signo de ajuste correcto.


¿Qué hago si estoy entre dos tallas?

Ante la duda, es preferible que compres la talla más pequeña, siempre que te permita un pequeño margen de ajuste. Pero si sientes que el casco te aprieta, descarta esta opción sin dudarlo. Ten en cuenta que las condiciones de pedaleo son cambiantes a lo largo del año. Tu volumen de pelo puede variar, podrías emplear un sotocasco, una gorra ciclista, etc... Otro aspecto menos conocido es que el volumen de la cabeza tiende a aumentar ligeramente cuando realizamos esfuerzos intensos. En general, una talla holgada tiende a acoplarse peor. Puede obligarte a apretar la ruleta de ajuste más de la cuenta para conseguir el resultado buscado. Y muchas veces, ni por esas. 

Tecnologías de protección

En los últimos tiempos, las marcas de cascos han introducido tecnologías que aportan un plus de seguridad. Estos desarrollos comenzaron integrándose en gamas altas, pero hoy ya puedes disfrutarlos en muchos modelos de precio medio. ¿Quieres conocer los más relevantes?


Cascos de bicicleta con tecnología MIPS

Técnicamente, MIPS es un sistema de protección frente a impactos multidireccionales. Protege el cerebro de la rotación por arrastre que la cabeza sufre en una caída. Para ello, el casco se fabrica con una membrana interna de policarbonato, que se ubica entre la cabeza y el núcleo de EPS. Este elemento, cuyo peso añade apenas 30 o 35 gr al conjunto, se mueve con independencia de su estructura.
Cuando te pruebes un casco con tecnología MIPS, notarás que se balancea ligeramente al aplicar fuerza sobre el mismo.

En concreto, permite un deslizamiento de la cabeza de 10-15 mm respecto al casco en cualquier dirección. Al contar con dos capas independientes, la violencia de un posible impacto se disipa dentro del casco, disminuyendo el riesgo de daño cerebral. En cierto modo, es un mecanismo parecido al de los cascos de obra.


Progresivamente, el sistema MIPS se va implantando en cascos de gama media. Por debajo de los 100€, casi cualquier ciclista puede disfrutar de unidades equipadas con esta tecnología. Se trata, prácticamente, de un estándar de prevención, si bien hay marcas que emplean nombres distintos para denominar a este tipo de tecnología. Conocido es el sistema WaveCel patentado por Trek, la tecnología AIP (Armourgel Impact Protection) de Spiuk, o el sistema SPIN de POC, por poner algunos ejemplos. En definitiva, formas distintas para denominar una tecnología similar. [irp posts="998" name="¿Puede un casco de ciclismo convertirse en una obra de arte?"]


Cascos de bicicleta con tecnología ANGi

Por otra parte, existen cascos que cuentan con sensores de choque. Uno de ellos es el sistema ANGi, creado por Specialized, pero aplicable a casi cualquier casco. Es un dispositivo que se conecta a tu smartphone a través de una aplicación y lanza una señal de socorro automática si tienes un percance. Cuando el sensor interpreta que has sufrido un golpe serio, envía una alerta al móvil. El teléfono comienza entonces una cuenta atrás. Si no la detienes, la aplicación enviará un mensaje de auxilio con tu ubicación a los contactos de emergencia previamente definidos.
En cierto modo, ANGi es como un amigo que quiere asegurarse de que estés bien.
El sistema también se conecta con Strava. La única pega es que obliga a tener la batería del móvil cargada y comprobar si existe algún punto en nuestra ruta donde podamos perder la cobertura. Ya conocemos los aspectos generales a tener cuenta para comprar el mejor casco de bicicleta acorde a nuestras necesidades. Veamos ahora algunas particularidades en función de tu disciplina ciclista. Las diferencias entre cascos para bicicletas de carretera y para bicis de montaña MTB pueden llegar a ser enormes.


Elegir casco para bicicleta de carretera

En la actualidad, los cascos de bicicleta de carretera son versátiles, por lo que están confeccionados para cumplir su función en disciplinas diversas, incluido el cross-country (XC), la versión más light del MTB. Se trata de cascos especialmente ligeros y con múltiples aberturas para que tu cabeza respire cuando lo des todo sobre el asfalto. Los cascos tope de gama son ultraligeros, pero ya sabes: el peso de un casco es inversamente proporcional al precio. Y un mayor coste viene asociado también a más comodidad, más ventilación y diseño más atractivo. A modo orientativo, a partir de 100-120€ ya puedes encontrar cascos de carretera realmente interesantes. Los modelos de gama alta suelen tener un perfil aerodinámico pulido para minimizar la resistencia contra el viento y mejorar tu rendimiento. Digamos que estos cascos de carretera de corte clásico, con más o menos tecnología, son los más demandados.


Cascos de carretera aerodinámicos

Dentro de este segmento puedes encontrar también cascos aero y semi-aero. Como su propio nombre indica, son cascos de carretera con un enfoque más aerodinámico. Por contra, resultan más pesados y menos ventilados. De hecho, los de tipo aero prescinden casi por completo de aberturas para la circulación del aire. Los profesionales suelen emplearlos en etapas llanas, y son habituales en duatlones y triatlones. Al ser más cerrados, es más frecuente verlos en días de invierno o tiempo inestable. Un paso más en esta línea son los cascos de triatlón o contrarreloj o los enfocados a la larga distancia. Son los que emplean contra el crono los ciclistas profesionales y los triatletas que compiten en pruebas de Ironman y Ultraman.

Algunos de estos cascos se estrechan como una lágrima en la parte posterior, en la búsqueda del máximo coeficiente aerodinámico. Otros aspectos, como la ventilación o la estética, quedan en segundo plano.


Elegir casco para bicicleta de montaña MTB

Si lo tuyo es la bicicleta de montaña, la adopción de un tipo u otro de casco irá en función de la agresividad en tu pilotaje. Nada tiene que ver el XC con el descenso (downhill). Si las bicis dedicadas a cada disciplina son muy diferentes, lo mismo puede aplicarse a los cascos. También deberás contemplar posibles extras que quieras integrar en tu casco. Cada vez hay más practicantes de MTB que buscan cascos preparados para instalar una cámara de acción tipo GoPro o un foco de luz para salidas nocturnas, por ejemplo. Otra cuestión a tener en cuenta es la visera del casco. Analiza la facilidad con la que este elemento se separa en caso de caída. Algunos cascos tienen viseras movibles y otros las llevan fijas de serie. Una ventaja de una visera de quita y pon es que, en caso de accidente, no será una elemento que comprometa tu seguridad, ya que saldrá despedida al menor impacto.


Casco para bicicletas de XC, enduro, trail y all-mountain

Si tu especialidad es más cercana al cross country (XC), ya hemos apuntado que un casco ligero de carretera puede ser perfecto. Comodidad y ventilación son cuestiones importantes porque es normal que las rutas se alarguen. Y si practicas maratones, todavía más. Estos cascos suelen venir con una visera pequeña que puedes acoplar con facilidad al aventurarte por pistas y senderos. Si ya te adentras en el enduro, buscarás más protección. Lo mismo puede aplicarse a modalidades como el trail y el all-mountain. La propia disciplina te obliga a ello, ya que el riesgo y la velocidad se multiplican. Deberás buscar un casco con seguridad extra. Como punto de partida, hablamos de cascos mixtos, aquellos situados a medio camino entre los cascos convencionales y los de máxima protección. Cuentan con una protección occipital (nuca) más baja y reforzada que los primeros. Son más compactos y con menos aberturas que un casco enfocado al XC, y cuentan con una visera ajustable más larga.

En este segmento existen también niveles de seguridad, ya que la protección puede extenderse a la zona temporal del cráneo (sienes), dejando a la vista una pequeña abertura para el oído. Y es que en esta disciplina debes pilotar con todos los sentidos alerta. En cuanto al precio, por 80-90€ ya puedes acceder a modelos con buenas prestaciones. Cuanto más riesgo y velocidad añadas a tus salidas, más radical debería ser tu casco. De este modo, nos adentraríamos en el mundo de los cascos integrales o full face.

Los cascos integrales suponen un enorme salto en seguridad, a costa de más peso y menos ventilación.
Algunos de estos cascos, sobre todo en su versión menos extrema, cuentan con mentoneras o morreras (protecciones para la mandíbula) desmontables. De este modo, puedes convertir tu casco de enduro en un casco más ligero. Resulta muy útil cuando atraviesas tramos de ascenso y necesitas un extra de ventilación. En cierto modo, te permite tener dos cascos en uno: uno para subir y otro para bajar. Son conocidos como cascos híbridos o modulares. Otra ventaja es que algunos modelos cuentan con mentonera reemplazable. Puedes adquirir esta pieza por separado en caso de que sufras un accidente, con el consiguiente ahorro. Es algo a tener en cuenta, ya que se trata de cascos más bien caros, con buenas opciones a partir de unos 150€.


Casco para bicicletas de descenso (downhill)

Si lo tuyo es lanzarte por las pendientes, tu opción ideal es un casco integral. Está diseñado para proteger cabeza y la cara. A diferencia de otros modelos enfocados al enduro, la mentonera no es desmontable. En definitiva, son cascos de máxima seguridad. Son cascos que recuerdan mucho a los de motocross, pero mucho más ligeros y no homologados para esa disciplina, obviamente.
Si andas pensando en probar tus habilidades en un bike park, el casco integral será de uso obligatorio.

Los cascos 100% integrales son robustos y ofrecen una protección casi total. Apenas cuentan con vías de ventilación y te puede costar acostumbrarse a ellos. Digamos que no son los más cómodos del mundo, pero sí los más seguros. Por unos 70-80€ puedes hacerte con uno de garantías. Algunos modelos no permiten el mismo ajuste en perímetro y altura que los cascos de otras disciplinas. Por ello, cuentan con un acolchado interno destinado a cumplir con esta función de ajuste.

Por lo general, vienen con varias densidades de espuma. Se pueden combinar para un mejor ajuste y suelen confeccionarse a prueba de bacterias y malos olores. Una correa para la barbilla te servirá para completar un acoplamiento óptimo. Por último, una visera ajustable en altura te permitirá encajar las gafas cuando no las uses. ¿Puedes emplear este tipo de casco en disciplinas menos extremas? Sí, pero en tal caso deberías buscar un casco integral específico para enduro, que suele contar con más aberturas de ventilación. De hecho, el empleo de casco integral en la modalidad de enduro es una tendencia en claro crecimiento. Como conclusión, y con independencia de gustos y presupuesto, usa casco en cualquier circunstancia. Las peores caídas acechan donde menos te lo esperas.

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