No cabe duda de que el ciclismo es un deporte que engancha. Hay otros deportes, como el fútbol o el baloncesto, en los que un par de partidos a la semana ya se considera una buena carga. Pero el amante del ciclismo, el que está realmente enganchado, precisa de 3 ó 4 salidas a la semana. Esto se traduce en unas 7 a 10 horas netas de dedicación pedaleando en días diferentes.
Este punto es clave para quienes tenemos niños pequeños. Si tú también practicas ciclismo y tienes hijos (o lo practicabas hasta el momento de tenerlos), esto lo sabrás bien. Si disfrutas de salir en bicicleta varios días en semana y estás a punto de tener tu primer hijo, este artículo te puede resultar de interés.
Comencemos recordando los tres puntos básicos que requiere la práctica del ciclismo tal y como lo vivimos y disfrutamos quienes salimos varios días en semana:
- Tiempo (obvio, ya que cada salida te ocupará unas horas)
- Recursos económicos (comprarse una bicicleta, mantenerla, equipamiento, accesorios, etc.)
- Capacidad de sacrificio (común a todos los deportes, pero especialmente significativo en el ciclismo)
Mi experiencia es la de un padre de familia que tiene una hija de 5 años, 4 abuelos disponibles para cuidar de ella y un trabajo flexible. Pero en mi entorno conozco amigos y familiares que a diario cuentan sus dificultades para poder sacar media hora para sí mismos... Aunque no sea para invertir en salir en bicicleta.
Veamos cómo conjugar cada uno de los tres puntos descritos arriba que se requieren para seguir saliendo en bicicleta con la paternidad.
Cómo gestionar tu tiempo
Tal como indicaba más arriba, un amante del ciclismo precisa de entre 7 y 10 horas a la semana para saciar su sed de pedaleo. Estas salidas se suelen repartir normalmente en 2 salidas de lunes a viernes y una tercera más larga el sábado o domingo por la mañana. ¿Cómo cambia esto cuando aparecen los niños? Pues radicalmente.
Si bien es cierto que en un primer momento tu hijo se llevará todo tu tiempo y energías, a los pocos meses todo se estabilizará, encontrando rutinas y momentos libres donde el ocio será tu gran aliado y podrás ver esa serie que dejaste a medias, o subirte al rodillo un rato.
Sin embargo, es a partir de los dos años cuando la guardería, colegio, actividades extraescolares, visitas al parque con los abuelos, etc., ayudan de verdad.
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El padre o madre ciclista debe, sin dudar lo más mínimo, aprovechar esos momentos como si fuesen sus últimas pedaladas. ¿Media hora? Un poco de core. ¿Una hora? Rodillo. ¿Dos horas? Carretera con apretones en los repechos. No desperdiciemos el tiempo, que es lo más valioso que tenemos.
Cabría tener en cuenta que no todo el mundo dispone de los mismos horarios. Algunas personas trabajan a turnos, otros a jornada partida, y otros pueden estar desempleados. Cada familia es diferente, y cada ciclista intenta adaptarse a sus circunstancias.
Cómo gestionar tu dinero
Hace unos meses un buen amigo tuvo una hija. Unas semanas previas al nacimiento aprovechó para cambiar su bicicleta de carretera. ¿Por qué en ese momento? Uno puede pensar que cambiar de bici, si no vas a disponer de tiempo para disfrutarla, es tirar el dinero.
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La explicación de mi amigo es la siguiente:
“Como sé que tendré gastos importantes como la guardería, vacunas, habitación nueva, pañales, ropa y demás, pues me compro la bici que tendría pensado comprar dentro de dos años ahora, antes de que nazca la niña”.
Además, comprarse una nueva bicicleta ya te genera la obligación de amortizarla y, por tanto, estarás más predispuesto a ocupar cualquier rato libre con ella que si simplemente bajas la que tienes al trastero.
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Testimonios aparte, sí se debe mencionar que un niño, durante el primer año de vida, puede suponer un gran desembolso. Este punto no afecta directamente a la práctica del deporte que amamos, pero sí a todo lo que rodea a la adquisición y mantenimiento de una bicicleta.
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Mantenimiento: no será un problema, ya que usaremos menos la bici, y si hablamos de BTT, mucho menos.
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Comprar ropa y complementos: seguramente engordemos un poco con la paternidad, así que conviene no haberse deshecho de la ropa de hace dos temporadas (la de antes de afinar).
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Marchas cicloturistas y viajes con la grupeta: es algo que posiblemente aparquemos un tiempo, así que no va a suponer un gasto extra. Sobre todo, porque la falta de entrenamiento nos dejará en fuera de juego.
Mi recomendación es que afrontéis la paternidad o maternidad con la bicicleta y el armario listos para el año siguiente. Y sin pretensión de gastar en ciclismo más allá de pastillas de freno, cubiertas y el mantenimiento básico. El dinero debe estar al servicio de vuestro bebé, sobre todo si el presupuesto familiar no es holgado.
Capacidad de sacrificio
Para mí éste es el punto clave: sacrificarse por lo que uno ama. No es fácil, nada fácil, salir a entrenar cuando has dormido poco, estás cansado y no tienes ánimo porque has cogido unos kilos (ya que rebotas de comida en comida con familiares como la bola de un
pinball).
En este sentido, os voy a contar la historia de la que posiblemente ha sido la ocasión más difícil para mí. Hace cinco años practicaba surf casi a diario. Hacia entre 5 y 7 baños a la semana de unas dos horas cada uno. Cuando nació mi hija pasé a 1 baño semanal la semana que tenía suerte.
El surf, al igual que el ciclismo, es un deporte que requiere de una alta frecuencia y buena forma física para que, simplemente, te diviertas.
Pues bien, en cierta ocasión llevaba unas tres semanas sin entrar al agua y mi hija estaba enferma. No era nada grave, un pequeño virus que la tenía un poco baja de fuerzas. Era domingo por la mañana y mi mujer y yo estábamos en casa con la pequeña Carla.
Mi mujer, generosa donde las haya, me insistió en que me fuese a la playa a surfear un poco. Que me relajase unas horas y luego le diese el relevo. Así ambos tendríamos más fuerzas para seguir con los cuidados de la niña, que evidentemente no necesitaba de los dos todo el tiempo.
Pues bien amigos, tomar la decisión de salir de casa, montarme en el coche e irme a la playa teniendo a mi hija enferma fue de lo más duro que he afrontado en mi vida. Eso si, cuando volví de la playa y mi mujer se fue a pasear por la montaña, cuidé de mi hija con la energía y entrega de un ejército.
Espero que este artículo de opinión, basado en experiencias personales o cercanas, os sea de interés y lo compartáis. Yo creo que lo estoy haciendo bien, y aunque a veces le echemos un poco de morro tirando de abuelos, al final todo repercute en los peques, ya que si nosotros estamos bien (el deporte nos ayuda física y anímicamente), ellos estarán mejor.
Y vosotros, ¿Tenéis hijos? ¿Os ha cambiado vuestra afición al ciclismo? ¿Cómo lleváis lo de combinar la paternidad o maternidad con las salidas en bicicleta? No dudéis en dejar vuestros comentarios.