¿A quién no le encanta lo bien que va una bicicleta recién estrenada? ¿O lo fina que sale después de una revisión en nuestro taller de confianza?
Pues mantener esas sensaciones de que todo va a la perfección es algo al alcance de todo el mundo y muy fácil de prolongar en el tiempo consiguiendo una rutina mínima de limpieza y mantenimiento de la bicicleta después de cada salida.
>> Cómo lavar correctamente una bicicleta
Muchos ciclistas cometen el error de lavar la bicicleta cuando notan que está sucia. Sin embargo, si quieres prolongar la vida de tus componentes -en especial, la transmisión- y que todo funcione como el primer día deberías empezar a lavarla cada vez que terminas una salida o una carrera.
Beneficios de limpiar la bicicleta después de cada ruta
Está claro que al bajarse de la bicicleta después de una buena kilometrada y de un notable esfuerzo físico lo que más te apetece es una ducha. En lo que menos pensamos es en limpiar la bici.
Pero si somos capaces de asumir una mínima disciplina de limpieza, conseguiremos evitar muchos problemas futuros, ahorrando tiempo y dinero en mantenimiento.
Y es que tener la bicicleta siempre a punto nos ayudará a alargar la vida útil de los componentes, evitaremos averías inesperadas y a nuestra cartera también le vendrá de lujo.
También está el tema del postureo en las grupetas de hoy en día y es que no es baladí. Ese ciclista o cicloturista que se junta con sus colegas un domingo de sol, vestido de punta en blanco y con la bicicleta sucia y emitiendo ruiditos, se convertirá en la comidilla de la salida.
¿Es mejor limpiar la bici antes o después de la ruta?
Realizando una correcta limpieza y lubricación al finalizar cada ruta conseguiremos evitar problemas con el óxido y esos incomodos ruidos que tantas migrañas nos provocan.
Un error muy común es realizar esta tarea antes de coger la bicicleta, con el probable disgusto de encontrarnos alguna sorpresa en ese momento o quizá algo peor, y es que con la prisas se nos pase algo por alto y lo descubramos a kilómetros de casa.
También cabe reconocer que si sabemos que tenemos la bicicleta a punto nos dará menos pereza salir a disfrutar con ella.
Rutina de limpieza a seguir
Nada más finalizar la ruta y sin pensárselo dos veces, hay que meterle mano a la bicicleta, así venceremos la pereza. A continuación, os comentaré los pasos que yo sigo para dejar la bicicleta en óptimas condiciones nada más terminar una ruta.
La transmisión
Una transmisión mal lubricada o con restos de polvo y barro no sólo acortará la vida útil de los componentes, sino que provocará ruidos y desajustes en los cambios. Para evitarlo, después de cada salida haz lo siguiente:
Primero coloca la cadena en el plato grande y en la corona intermedia del cassette. A continuación echa desengrasante con la ayuda de un bote pulverizador en el cassette mientras haces girar las bielas para que el producto se reparta de manera uniforme por toda la cadena.
Una vez que el desengrasante se ha repartido, con un cepillo frota la cadena y el cassette mientras sigues girando las bielas. Haz lo mismo con los platos. Así el líquido penetrará bien entre los dientes.
Deja que el desengrasante actúe durante unos minutos. Después, aclara con agua pero sin utilizar presión. Con ello lo que conseguiremos será eliminar toda la suciedad, polvo, barro y restos de grasa.
El siguiente paso es volver a engrasar la transmisión. Para ello es importante dejar que se seque, ya que el agua y la grasa no se llevan bien. Si engrasas la cadena estando mojada no conseguirás nada.
Antes de lubricar de nuevo la cadena debes tener en cuenta dos cosas: la primera es que existen ceras y lubricantes específicos para cada época del año y tipo de uso. En caso de utilizar lubricante, si vivimos en una zona de muchas lluvias, deberemos usar un lubricante húmedo más duradero. Y si es una zona seca o verano utilizaremos uno para ambientes secos que repelen mejor el polvo, pero se va más fácilmente con el agua.
El segundo detalle que debes tener en cuenta es que, si vas a lavar completamente la bicicleta, la tarea del lubricado deberías hacerla al final.
El cuadro y las ruedas
Para limpiar el cuadro y la horquilla basta utilizar una manguera de agua sin presión, una esponj ay jabón. Es aconsejable hacerlo empezando desde la parte de arriba de la bicicleta y acabando en la más baja. Presta cuidado de que el agua no penetre dentro del cuadro a través de la unión entre la tija y el tubo vertical. En el caso de que entre agua o que necesites quitar la tija por el excesiva suciedad, pon el cuadro boca abajo.
La horquilla
Si hablamos de una bicicleta de montaña, lo mínimo que debemos hacer es limpiar las botellas, para que no se quede adherida la suciedad. De lo contrario podrían rallarse en la siguiente salida, acortando la vida útil de la suspensión.
Al igual que sucede con el cuadro, es muy importante no utilizar agua a presión, ya que los retenes podrían estropearse.
Si utilizas una pistola de agua presurizada, como las de las áreas de lavado de las gasolineras, procura evitar las zonas con rodamientos de la bicicleta, como el pedalier, el núcleo de las ruedas y la pipa de la dirección. El agua a presión entra fácilmente en estas zonas llevándose la grasa que tienen los rodamientos, y éstos a medio plazo acabarán estropeándose y causando una avería mayor.
Antes de guardar la bicicleta hay que dejarla seca, y con todos sus elementos en la posición más relajada posible: La transmisión en plato y piñón pequeños, y en mountain bike la horquilla y la tija telescópica abiertas.