Aunque subir al sillín de tu bicicleta y disfrutar del ciclismo debería ser sinónimo de diversión, libertad y deporte, conviene tener presente su peligrosidad.
Más de 400 ciclistas perdieron la vida en los últimos 10 años en las carreteras de nuestro país. La Dirección General de Tráfico (DGT) lleva años viendo cómo las cifras de accidentes sobre las dos ruedas escalan posiciones hasta alcanzar cifras demasiado altas.
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Según el mismo organismo, se produjeron 8.294 siniestros en los que había ciclistas implicados entre los años 2011 y 2015, lo que significa que los accidentes son el doble de los que eran en 2010.
En 6 de cada 10 casos de accidente, los ciclistas ni siquiera habían realizado infracción alguna cuando se produjo el siniestro. Eso demuestra que no basta con abrir bien los ojos. Por eso, cuando salgas a pedalear a la carretera te recomendamos seguir estos seis consejos básicos para mejorar tu seguridad.
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1. El casco siempre, sin excusas
Ya sea para realizar una marcha de corta distancia o para un entrenamiento más largo en carretera, usa siempre el caso. Estudios demuestran que
su uso reduce hasta un 85% el daño sufrido en el caso de accidente. Recuerda que con él estás protegiendo la cabeza, una de las partes más vulnerables de tu cuerpo.
Escoge solo cascos homologados o certificados en la Unión Europea y recuerda que debes desecharlo si ha recibido algún impacto. Sus componentes se fatigan por el efecto de los rayos ultravioleta del sol y por el paso del tiempo, así que no dudes en cambiarlo cuando lo detectes.
2. Asegúrate de que te vean
Todo ciclista debe ser consciente de la importancia que tiene ser visto por peatones, por otros ciclistas y, especialmente, por conductores de coches, motocicletas y camiones.
El Reglamento General de Circulación establece que
es obligatorio que la bicicleta tenga una luz blanca en la parte delantera si circula de noche, y tanto una luz de color rojo como un catadióptrico, también rojo, en la parte trasera. Si se circula por vías interurbanas, también se debe portar
una prenda reflectante distinguible desde 150 metros de distancia.
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3. El alcohol y la bicicleta son incompatibles
Olvídate de la costumbre de tomar unas cañas antes de regresar a casa después de una escapada en bici. Si las tomas, que sean sin alcohol, porque además de suponer una importante sanción si eres sometido a un test de alcoholemia, estarás poniéndote en peligro a ti mismo y al resto de vehículos.
El alcohol, al igual que otras drogas, acrecienta el tiempo de reacción, daña a la función psicomotora y
genera una falsa autoconfianza que es el perfecto caldo de cultivo para sufrir un percance.
4. Aprende a circular correctamente en grupo
Recuerda que desde 2015
los ciclistas ya no tienen prohibido circular por autopistas y por autovías siempre que no haya una señal que lo impida. Pero circular en grupo por el arcén de una carretera de estas características no conlleva el mismo riesgo que hacerlo por la calle principal de tu pueblo.
Por eso es importante que siempre que salgas en grupo,
rodéis en fila mientras sea posible. Incluso aunque la normativa permita que las bicicletas circulen en paralelo. Piénsalo bien: por detrás vienen coches circulando por la autovía a 120 kilómetros por hora.
El lugar elegido para ti en la carretera será el arcén o la zona más próxima a la derecha de la vía.
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5. Adapta tu circulación al estado de la vía
Circular por la ciudad puede ser un camino repleto de trampas. Desde
alcantarillas mal cerradas hasta señalizaciones de tráfico en el suelo que resbalan, en especial los días de lluvia.
Adapta tu forma de conducir a lo que te encuentres sobre la marcha, en especial si se trata de un recorrido que es la primera vez que realizas. En la carretera
presta atención a los baches y a cualquier posible objeto que haya podido caer en la vía o desprenderse de algún vehículo.
6. Deja tus preocupaciones lejos de la bicicleta
El nerviosismo y el estrés son malos compañeros de viaje porque alteran tus capacidades. Si has tenido un día duro en el trabajo o arrastras problemas personales, procura dejarlos atrás y pedalear disfrutando de tu deporte favorito.
Concentrarte en la propia experiencia del pedaleo te mantendrá alerta ante posibles situaciones de riesgo y hará que tus reflejos sean mayores en caso de tener que actuar en décimas de segundo.