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Consejos para un mantenimiento básico de tu bicicleta

Consejos para un mantenimiento básico de tu bicicleta

Consejos esenciales para el mantenimiento de tu bicicleta

Nos guste o no, el paso de los kilómetros contribuye al deterioro de nuestra bicicleta. Incluso con un cuidado exquisito, llegará el desgaste, la necesidad de reemplazar piezas y el correspondiente gasto económico. Ya sea que disfrutes de rutas en carretera, recorridos de montaña, o prefieras una bicicleta reacondicionada, contar con una bici bien cuidada es clave para disfrutar de cada salida ¿Cómo lograrlo? Aquí tienes algunos consejos y estrategias útiles.

Mantén limpia tu bicicleta

Una limpieza frecuente es una de las rutinas de mantenimiento más básicas, y rentables, para prolongar la vida útil de tu bicicleta. En especial, si pedaleas en condiciones de barro o humedad. Además de lucir espléndida, la limpieza también protege las piezas del desgaste y ayuda a mantener a raya la corrosión y el óxido. En definitiva, garantiza que todo el mecanismo funcione como se espera. Para obtener los mejores resultados, es recomendable emplear un limpiador específico para bicicletas. Uno de estos productos en aerosol puede hacer maravillas. Rocía el limpiador sobre la bici y déjalos actuar unos minutos antes de lavarlo. Es importante que no uses altas presiones, ya que puede llevarse la grasa imprescindible de los puntos de unión más delicados de tu máquina. 2017/12/lavar-bicicleta.jpg"> Aquí tienes algunos accesorios de limpieza de bicicletas que te pueden facilitar el trabajo:

  • Un trapo limpio. Ten a mano unos cuantos para cada una de las tareas más rutinarias: limpieza, secado, engrase, etc.

  • Cepillos de limpieza. Emplea de diferentes formas y tamaños para que puedas acceder a las partes más escondidas de tu bicicleta y eliminar así todos los restos de suciedad. Un cepillo de dientes también puede resultar muy útil.

  • Desengrasante de cadenas. Usa un desengrasante específico para bicicletas y evita sustancias como la trementina o el queroseno, ya que pueden corroer la pintura de tu máquina.

  • Limpiador de bicicletas o jabón. Idealmente, un limpiador específico para bicicletas sería preferible; pero un detergente lavavajillas diluido es también una buena opción.
Alternativamente, puedes comprar un kit de limpieza específico para bicicletas con diferentes tipos de cepillos, limpiador, desengrasante, ya hasta trapos.

Limpia y lubrica la transmisión a conciencia


Estableciendo un paralelismo, podríamos decir que mantener limpia la transmisión es como cambiar el aceite del motor de un automóvil. En cualquier caso, lubricar la cadena y limpiar la transmisión prolonga la vida útil de la bicicleta, asegura un cambio de marchas sin fricciones y permite una conducción más suave. La frecuencia con la que debes realizar esta labor dependerá de las condiciones de tus rutas, del clima, de las prestaciones de los productos que utilices, etc... Si eres un ciclista de clima soleado y prefieres el ciclismo de carretera, podrías permitirte una limpieza menos frecuente. Pero si en tus rutas la humedad y el barro son una constante, será imprescindible que limpies y lubriques la transmisión después de cada salida. Nunca olvides volver a aplicar lubricante de cadena después de esta labor. Limpiar la transmisión puede ser un proceso un tanto tedioso. Existen herramientas específicas que pueden facilitarte la labor, como es el caso del popular limpiacadenas de Park Tool o similar. Un utensilio que te permite atrapar la cadena en un compartimento estanco lleno de líquido. Alternativamente, si apenas has rodado unos kilómetros, puedes usar un trapo para limpiar la cadena rápidamente. Envuélvelo alrededor de la cadena y gira los pedales hacia atrás. Es mejor eso que nada, desde luego.

Comprueba la presión de los neumáticos

Revisa la presión de los neumáticos de tu bicicleta cada tres o cuatro días. Te sorprenderá la cantidad de aire que pueden perder algunos neumáticos en tan solo unos días, tanto si montan cámara como si emplean líquido tubeless. Rodar con una presión inadecuada afecta a la adherencia, a la capacidad de frenado y al desgaste de los neumáticos. Un error frecuente es inflar las ruedas a ojo hasta que la rueda está dura al tacto. Utiliza un medidor de presión para comprobar que estas hinchando las ruedas a la presión correcta. Lo ideal es contar con una bomba de pie con manómetro de calidad contrastada. Es una de las mejores inversiones que puede hacer. La presión de los neumáticos depende de muchos factores, como las condiciones de conducción, las condiciones del terreno, el tamaño y el tipo de los neumáticos, el peso corporal, etc. Cuanto más anchas son las cubiertas, menor es la presión de aire necesaria para que cumplan su función perfectamente. Asimismo, una ligera diferencia en la presión de los neumáticos puede afectar drásticamente al manejo y a la comodidad sobre la bicicleta. Ante la duda, mantén tus presiones entre los números recomendados por el fabricante del neumático, que suelen incluirse en los flancos del mismo.

Asegúrate de que tuercas y pernos estén apretados

Las piezas de tu bici se mantienen unidas por docenas de pernos y tuercas. Es una obviedad. Por eso mismo, no hay nada peor que una bicicleta que se desmorona mientras pedaleas. Mantener una bicicleta apretada es crucial, ya que las tuercas y pernos sueltos o mal apretados pueden provocar un desgaste severo, reducir el rendimiento y crear un peligro durante la ruta. La forma más fácil de mantener intactas las piezas de tu bicicleta es hacer una revisión semanal rápida. Puedes hacer rebotar ligeramente la bicicleta en el suelo y estar atento a posibles uniones sueltas o mal apretadas. Al apretar estos elementos, consulta el manual del fabricante para conocer las especificaciones de torque (fuerza que se aplica para que algo gire) correctas. Un ajuste insuficiente podría provocar chirridos al pedalear, mientras que un ajuste excesivo podría dañar la bicicleta. Si tienes una modelo de carbono, recuerda utilizar siempre una llave dinamométrica y ajustarla a los niveles de par correctos.

Revisa los frenos

Asegurarse de que los frenos funcionen como se espera es importante para tu propia seguridad y la de los ciclistas que te rodean. Es aún más importante si tu ruta cuenta con muchos descensos. No querrás que tus frenos fallen cuando vuelas a tumba abierta a 70 km/hora. Para evitar problemas, te invitamos a seguir algunas recomendaciones, de especial aplicación si montas frenos de disco en tu bicicleta:

  • Prueba los frenos. Aprieta las manetas y asegúrate de que los frenos funcionan correctamente.

  • Vigila el desgaste de las pastillas de freno. La mayoría de ellas cuenta con un indicador de desgaste. Asegúrate de no ir más allá de la línea indicada.

  • Vigila la alineación de las pastillas de freno con el disco.

  • Si usas frenos de disco, evita contaminarlos. Es decir, asegúrate de mantener los discos limpios para que el rendimiento de frenado no sea vea mermado. Puedes usar limpiadores de frenos de disco como los de Muc-Off, pero nunca productos multiuso convencionales.

Reemplaza los componentes desgastados y estropeados

¿Tu bicicleta hace ruidos extraños? ¿La transmisión no van tan fina como antes? ¿Sientes que la frenada es menos efectiva con el paso del tiempo? Aquí tienes cuatro componentes de la bicicleta que deberías revisar y reemplazar al instante si confirmas que han llegado al final de su vida útil. Tu seguridad y comodidad está en juego, no lo olvides.


Cadena

Podría decirse que la cadena es el componente de bicicleta más común que necesita ser reemplazado. Una cadena de bicicleta típica está diseñada para cubrir entre 3.500 y 7.000 km. Sí, ya sabemos que es una horquilla demasiado amplia, pero es cierto que depende del terreno, de la forma de pedaleo del ciclista, del clima... Son demasiados aspectos a tener en cuenta. Pero lo que está claro es que ha que reemplazarla cuando ya sufre un estiramiento o desgaste significativo. La limpieza regular de la cadena te permitirá exprimirla durante más kilómetros antes de requerir un reemplazo. Puedes comprobar rápidamente el desgaste de la cadena con un sencillo medidor de desgaste metálico. Un utensilio que mide con precisión la distancia entre dos eslabones. Si el estiramiento de la cadena es superior al 0,75 %, es hora de cambiar. Y es que una cadena desgastada desgastará a su vez el cassette y los platos, lo que podría conducir a reemplazos mucho más costosos.


Cassette

El cassette es otro componente estándar de la bicicleta que sufre desgaste. Como regla general, normalmente necesitarás un cassette nuevo para cada reemplazo de cadena. En otras palabras, un cassete te durará dos cadenas. A veces, con el cuidado y mantenimiento adecuado de la transmisión, el cassette puede durar hasta 3 cadenas. Si sientes que los engranajes saltan después de cambiar a una nueva cadena, es una señal de que las coronas están desgastadas. La desventaja es que, aunque sólo una de las coronas esté desgastada, deberás reemplazar todo el cassette, ya que los fabricantes no venden coronas por separado.


Cubiertas

Los neumáticos son víctimas directas del desgaste. Dependiendo del tipo de cubiertas, pueden desgastarse más rápido que la cadena y el cassette. Esto es especialmente cierto en el caso de los neumáticos que se utilizan para las carreras, que ofrecen un compuesto blando, de gran agarre pero poca durabilidad. Por lo general, duran entre 1.500 y 3.000 km, como máximo. Las cubiertas de alta gama cuentan con un indicador de desgaste que resulta muy útil. En otros caso, deberás realizar un seguimiento y/o inspeccionarlas visualmente.


Pastillas de freno

No es necesario cambiar con frecuencia las pastillas de freno. Precisamente por eso, son muchos los ciclistas que pasan por alto su desgaste y no se preocupan hasta que el sistema comienza a chirriar. Puedes encontrar los indicadores de desgaste en la mayoría de las marcas de pastillas de freno. Procura reemplazarlas antes de que alcancen su desgaste máximo.

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