Las bicicleta de montaña se popularizaron en los años 1970 en Estados Unidos. Desde entonces han ido evolucionando para adaptarse a los diferentes perfiles de uso por terrenos sin asfaltar. Por esta razón, hoy día a veces resulta confuso elegir la bicicleta de montaña adecuada.
Hay dos elementos que generan dudas entre quienes buscan su primera bicicleta de montaña o no tienen un conocimiento profundo del mercado. El primero es el tipo de suspensión. ¿Es mejor una
mountain bike rígida o de doble suspensión? El segundo es el tamaño de las ruedas. ¿Siempre es preferible elegir las más grandes?
Si eres de los que aún no tienen claro cuándo conviene elegir una bicicleta de 26" o cuándo apostar por una de doble suspensión, sigue leyendo.
Dime por dónde andas y te diré qué suspensión necesitas
En el mercado puedes encontrar bicicletas con distintos grados de amortiguación. Las tienes con suspensión delantera, con suspensión total o sin ningún tipo de suspensión mecánica. Estas últimas están indicadas para usos muy concretos de alta competición, como sucede con la Orbea Alma M-LTD. Normalmente suelen tener suspensión delantera o suspensión total.
A las primeras se les denomina rígidas o semirrígidas. A las segunda se las conoce como bicicletas de doble suspensión.
Bicicletas de montaña rígidas y semirrígidas
Son bicicleta que, o bien carecen de suspensión o tienen un sistema de amortiguación delantera en la horquilla. Normalmente el recorrido de esta suspensión es de menos de 120mm, ya que están pensadas para rodar a toda velocidad por pistas y tramos sin asfaltar sin grandes desniveles ni obstáculos pronunciados.
Destacan por su ligereza, dinamismo y agilidad. No es una leyenda urbana que en este tipo de bicicletas la fuerza se transmita de forma más directa al pedalier, sino que se trata de simple física; sin nada más que una barra de hierro entre el sillín y él, la fuerza no se disipa como sí ocurre cuando hay amortiguaciones de por medio. Por eso son más rápidas.
A ello hay que sumar que son más baratas que las demás porque su fabricación es más sencilla, ya que el cuadro o bien es un único molde, o bien tiene soldados el resto de tubos. Al prescindir de la suspensión trasera o central, cuentan con menos elementos y piezas, lo que también se traduce en menos averías y menos gasto y trabajo en materia de mantenimiento.
Eso sí, si tenemos la mala fortuna de que nuestra espalda o nuestras articulaciones se quejen a menudo, es más aconsejable apostar por otro modelo más confortable.
En resumen, las bicicletas de montaña rígidas o semirrígidas están indicadas para quienes buscan una conducción de reacciones vivas y rodar rápido por tramos de pistas forestales. Para hacer sendas técnicas, alternar grandes subidas y bajadas por tramos muy pedregosos y rodar por rutas largas, son menos aconsejables.
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Bicicletas de doble suspensión
Cuanta más amortiguación, mayor es la capacidad para absorber las irregularidades del terreno y más cómodo se rueda. Por eso las bicicletas de doble suspensión resultan más confortables.
Pesan más que las rígidas y su precio también es mayor, pero a cambio son mucho más cómodas. Si eres un habitual de la montaña no hace falta que te digamos que, cuando llevas varias horas de actividad, eres capaz de reconocer y de sentir hasta la más pequeña vibración que se produce bajo las ruedas.
Con una doble suspensión puede que necesites una dosis extra de esfuerzo, en especial en las subidas, porque estás cargando con más piezas que en el caso de una bicicleta rígida, pero tu cuerpo agradecerá lo cómodas que son.
El dilema de las ruedas
Los dos principales estándares de horquillas en las bicicletas de montaña son las que permiten montar ruedas de 26” y 29”. La primera medida era la más común hasta hace unos años, cuando todas las bicicletas de montaña montaban ruedas de esta medida.
Pero poco a poco ha ido dejando paso al tamaño 29”, sobre todo en las gamas medias y altas. En los últimos tiempo ha surgido una solución intermedia, las ruedas de 27,5”. Ante este panorama las bicicletas de 26" han quedado relegadas a gamas muy bajas o a bicicletas con geometría de descenso.
¿Cuál elegir de todas ellas? Unas ruedas más pequeñas te facilitarán una mayor aceleración debido a que son más ligeras, y también te aportarán mayor rigidez. En otras palabras: necesitas menos esfuerzo para que dé una vuelta completa. Esto se nota especialmente cuando el terreno se eleva.
Unas ruedas mayores, como las de 29”, serán más estables, algo que se agradece mucho sobre terrenos irregulares. A esto hay que sumar que unas ruedas más grandes te facilitarán un mayor aprovechamiento de la inercia y te ofrecerán una mayor tracción. Es decir, que te permiten recorrer más metros en cada golpe de pedal.
Si vas a rodar por tramos mayoritariamente llanos o con pocos saltos de nivel, las ruedas de 29" te facilitarán avanzar con menos esfuerzo. Si vas a alternar subidas y bajadas y la velocidad no es lo más importante para ti, opta por unas ruedas de 27,5".
Déjate asesorar por expertos
Existen grandes profesionales que pueden ayudarte a realizar la mejor compra de acuerdo con el tipo de bicicleta que estás buscando, el presupuesto que te has fijado y la talla de bicicleta que necesitas.
No dudes en consultar todo lo que consideres oportuno, porque la compra de una bicicleta es una inversión de la que vas a disfrutar durante mucho tiempo.
Por último, antes de adquirirla ten también en cuenta el tiempo que tienes para dedicárselo a los cuidados periódicos de mantenimiento y el espacio del que dispones para guardarla, ya sea en casa, en un trastero o en cualquier otra estancia.
