Que te roben la bicicleta es una de las peores experiencias que puedes sufrir como ciclista. Por desgracia, es más habitual de lo deseable.
A pesar de extremar las precauciones y de gastar cada día más dinero en candados y otras medidas de seguridad, los robos siguen sucediendo.
La mayoría de los candados que existen en el mercado están diseñados para evitar que los ladrones se lleven la bicicleta. Una empresa de California ha ido más lejos y ha desarrollado un dispositivo que, directamente, hace vomitar a quien intente robar tu bicicleta.
El candado se llama
SkunkLock y, en lugar de limitarse a proteger a nuestra bicicleta, ataca al que intenta cortarlo. ¿Cómo? Mediante un mecanismo que se activa liberando a presión un agresivo gas en presencia del ladrón.
Éste siente dificultad para tomar oxígeno y es inducido al vómito casi al instante. El gas, con compuestos químicos, permanece aislado e inactivo en una cámara interior, de forma que el uso del dispositivo es en todo momento seguro.
El candado mofeta
SkunkLock ha sido concebido y creado por Daniel Idzkowski e Yves Perrenoud, dos ingenieros residentes en San Francisco, cansados de ver cómo sus bicicletas eran robadas una y otra vez.
No es casual que la idea haya brotado en las mentes de dos habitantes de una de las ciudades con más bicicletas del mundo. El ‘candado mofeta’ (ésa es la traducción de su nombre) es, en apariencia, un candado normal, con forma de U, pero puede ser el principio del fin para los continuados robos de bicis en muchas ciudades del mundo.
https://youtu.be/ba1OLoPIBfY
Seguro para el usuario
SkunkLock solo dispara el gas cuando alguien intenta romperlo para llevarse la bicicleta, por lo que no hay peligro si se te cae al suelo o recibe un golpe involuntario. Tampoco el uso diario hace que pierda propiedades o que el gas tenga menos presión.
Además de con la disuasión química que lo hace tan distinto al resto de candados conocidos hasta ahora, SkunkLock cuenta con una cerradura de acero y alta resistencia a la tracción, una barra de bloqueo de acero templado con dispositivo de retención y un mecanismo de cierre de alta seguridad.
Otra de sus características es que no emplea electrónica, lo que hace que ningún elemento del dispositivo pueda ser desconectado y evita el deterioro que podría sufrir en el caso de estar expuesto a la humedad.
60 segundos
Daniel Idzkowski, uno de los dos creadores de SkunkLock, recuerda que la mayoría de los candados de bicicleta son muy vulnerables, hasta el punto de que bastan menos de 60 segundos para abrirlos o, con las herramientas adecuadas, incluso seccionarlos.
En San Francisco, al igual que en otras ciudades del mundo mundo, los ladrones profesionales llegan a nombrar las bicicletas por el número de segundos que hacen falta para burlar las medidas de seguridad que las protegen.
¿Funciona de verdad?
La empresa estadounidense que comercializa SkunkLock ha realizado pruebas a distancia con el candado, y los dos fundadores incluso han probado en varias ocasiones su propio invento. Y los resultados de estos test parecen darles la razón, porque a unos 60 centímetros de distancia, 9 de cada 10 presuntos ladrones terminaron vomitando.
Pero no hace falta aproximarse tanto para notar sus efectos, porque a una distancia prudencial de 3 metros el desagradable olor ya es reconocible.
El candado tiene la ventaja adicional de que, en instantes, genera una escena anómala en público, de tal forma que el ladrón deja de pasar desapercibido ante el resto de viandantes.
¿El gas es de uso legal?
En cuanto a su usabilidad del candado y al gas químico que emite, Idzkowski asegura que los componentes químicos que incluye, con los que se disuade a los ladrones, han superado diversos test de uso público con excelentes resultados, por lo que su utilización es legal en 50 estados de Estados Unidos.
El gas, que tiene un efecto similar al que provoca el gas pimienta de defensa que se usa para repeler agresiones, también cumpliría con la normativa legal de los países integrantes de la Unión Europea.