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Analizamos las bicicletas monoplato: ¿cuestión de moda o de rendimiento?

Analizamos las bicicletas monoplato: ¿cuestión de moda o de rendimiento?

Cada temporada los fabricantes de bicicletas introducen novedades en el mercado para actualizar y mejorar sus modelos. Estos cambios pueden ser una nueva geometría de cuadro, materiales más ligeros o un montaje y componentes distintos. Dentro del mundo de la bicicleta de montaña las últimas tendencias han centrado su foco en la transmisión. En cinco o seis años hemos pasado de usar tres platos a tener la posibilidad de montar un único plato. El monoplato es una tendencia que está cobrando gran fuerza y cada vez más bikers se decantan por una mountain bike con un único plato. ¿Pero qué ventajas e inconvenientes tienen las transmisiones monoplato? ¿Es sólo una cuestión de moda o hay algo más? A continuación analizamos los pros y los contras que tiene apostar por las bicicletas de montaña monoplato.

Hasta 800 gramos menos de peso

La lucha contra la báscula desata muchas de las innovaciones que se aplican a las bicicletas. Al usar el monoplato nos estamos quitando un pulsador, cable y fundas, el desviador y entre uno y dos platos. Además, la cadena que se usa es más corta que las cadenas de dos y tres platos; y debido a que por ahora el monoplato se usa en los grupos de gama superior, los materiales en que se construyen plato, cassette y cadena son más ligeros. Entre todas las piezas que estamos quitando a la bici podemos ahorrarnos entre 500 y 800 gramos.

Cambios más fluidos

Probablemente, la mayor ventaja del monoplato sea su simplicidad, incluso por encima del peso. Usar un solo plato elimina, ante todo, la elección de usar tal o cual desarrollo según el terreno. Esto influye directamente en que nos olvidemos de los chupados de cadena. A todos nos ha pasado estar bajando un sendero o un camino y de repente toparnos con una pequeña, pero pronunciada, elevación del terreno, en la que nos quedamos. Tenemos que subir piñones a la vez que bajamos de plato, y en esa operación se nos sale la cadena. Con el monoplato simplemente tenemos que subir piñones (en algunos grupos de cambio se pueden subir hasta cinco con una sola pulsación), y seguir pedaleando. Además, la transmisión en monoplato nos proporciona una mayor sensación de fluidez, y un tacto más fino y suave. Esto se debe entre otras cosas a la posición mucho más centrada del plato respecto a las coronas del cassette, que hace que el cruce de la cadena sea menor.

Sin desarrollos solapados

A priori, cuando enfrentamos una transmisión monoplato con las convencionales de dos o incluso tres platos, nos encontramos con menores opciones de desarrollo. Las de varios platos ofrecen hasta treinta posibilidades de combinar platos y coronas. En las monoplato sólo podemos usar un máximo de 12 velocidades. Contar con entre 9 y 19 desarrollos menos puede parecer un inconveniente, pero lo cierto es que la realidad de los grupos de dos y tres platos es distinta a la teoría. Quienes sigan llevando grupos de tres platos saben que muchas de sus combinaciones se solapan, y que usar el plato grande con el cuarto piñón viene a ser lo mismo que usar el plato mediano con el segundo piñón. Además, para evitar cruces y deterioros en la transmisión, existe una serie de relaciones 'prohibidas', quedando limitados el plato pequeño a las 4 ó 5 coronas superiores, el grande a las 4 ó 5 inferiores, y el plato mediano alcanzando todas menos las últimas por cada extremo. Al quitar la duplicación de desarrollos y los desarrollos no recomendados, nos damos cuenta de que, de los 30 desarrollos que tenemos disponibles, al final se recomienda usar sólo la mitad. En las bicicletas monoplato, sin embargo, debido a la posición más centrada del plato respecto al cassette, es posible usar todas las velocidades de que dispone el cambio. [caption id="attachment_6637" align="alignnone" width="900"]Ciclista de mountain bike Imagen: Depositphotos[/caption]

Posibilidad de intercambiar platos

En parte para poder adaptar el uso del monoplato a la mayoría de usuarios, y en parte para cubrir las necesidades de desarrollo según diferentes tipos de terreno, se puede encontrar el tamaño del plato en diferentes medidas, siendo posible intercambiarlo. Mientras que las transmisiones de tres platos solían venir estandarizadas con un 44/32/22 y los doble platos con un dentado de 40/28, siendo bastante engorroso el cambio de estos desarrollos, con el monoplato es bastante sencillo y rápido cambiar un plato más pequeño por uno mayor. No necesitaremos el mismo plato para cruzar las llanuras de Castilla que el que necesitemos para subir por la cornisa cantábrica, e incluso aunque en los últimos modelos de SRAM ya se necesitan unos adaptadores y piezas intermedias para intercambiarlos, sigue existiendo la posibilidad de cambiarlos.

Las espinacas de Popeye

En lo que respecta a los inconvenientes de las bicicletas con transmisión monoplato, quizás la principal es que no son aptas para todos los públicos. En algunos casos los once o doce desarrollos que encontramos en los monoplatos pueden quedarse muy cortos para un gran número de bikers. Ahorrar medio kilo de peso en la bici puede valer de poco si nuestras piernas no son capaces de mover los desarrollos de los que disponemos.

Un plato para no poder gobernarlos a todos

Con una bicicleta de montaña monopato difícilmente conseguiremos encontrar un plato que nos vaya a dar unos desarrollos óptimos durante la totalidad de nuestras rutas. Si ponemos un plato menor como un 30, podremos disfrutar de una mayor facilidad en las subidas, pero en cuanto el terreno se ponga favorable, y con una cadencia de 90 pedaladas y un piñón de 11 dientes, apenas llegaremos a los 34 kms/h, quedándonos muy pronto sin la posibilidad de aportar nada con nuestras pedaladas. Por el contrario, si ponemos un plato de 34, nos podremos ir hasta los 38 kms/h llaneando, pero es muy probable que si nuestro estado físico no es alto, nos quedemos tirados con las primeras rampas duras. Y esto ¿qué nos dice? Si te gusta moverte por pistas o incluso carreteras, es probable que no encuentres un desarrollo que te permita aprovechar las bajadas sin sacrificar las subidas, y viceversa. Si te gusta subir por pista y bajar por senderos y rutas trialeras te dará un poco más igual. La buena noticia es que tanto SRAM como Shimano están trabajando mucho en los dentados del piñón, y mientras los japoneses están cerca de sacar un plato de 50 dientes que nos permitiría montar platos un poco mayores y seguir escalando fácil, SRAM tiene, por su parte, listo el cassette de doce velocidades, amén de su patentado piñón de diez dientes que da un impulso grandísimo en llano.

Menos platos, pero más caros

Los grupos monoplato están a la vanguardia de la tecnología, convirtiéndose en componentes de gama alta. Esto hace que las bicicletas con este tipo de transmisión no estén al alcance de todos los bolsillos. Shimano tiene los grupos más baratos, pero, ofertas aparte, hay que desembolsar en torno a los 500 euros para conseguir un grupo de cambio XT de 11 velocidades, alcanzando los 800 euros el XTR. SRAM parte con su grupo NX desde los 320 euros, y sobrepasa los mil euros con el Total SRAM XX1. Aparte, los componentes son también algo caros, variando los platos entre los 60€ y los más de 100 euros.

Conclusión

En conclusión, el monoplato ha llegado para quedarse, sobre todo enfocado a usuarios más competitivos, pero sin perder de vista a los usuarios más relajados, que es a por los que parece que se está dirigiendo la industria. Suponemos que cuanta mayor aceptación tenga en el mercado, más se popularizará su precio, pero esto pasa por conseguir encontrar desarrollos más abiertos para todos los públicos. Quién sabe, puede que dentro de no mucho aquéllo del triple plato nos suene a lo mismo que nos suenan hoy en día los velocípedos, tecnología del jurásico.
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