De sobra es sabido que utilizar la bicicleta como medio de transporte urbano es una de las formas más eficientes para combatir la contaminación. A diferencia del coche, la bici no emite gases de efecto invernadero ni llena el aire de polución. Pero, ¿y si además sirviera para limpiar la atmósfera mientras pedaleamos?
Esto es precisamente lo que pretende conseguir el diseñador holandés Daan Roosegaarde, creador del sistema Smog Free Bicycle. Este dispositivo, acoplado al manillar de una bicicleta, permite purificar el aire mientras se pedalea, formando parte del ambicioso Smog Free Project, cuyo objetivo es transformar las ciudades en espacios libres de contaminación.
La idea surgió hace tres años durante un viaje a Pekín, cuando Roosegaarde quedó impactado al ver cómo una densa nube de polución envolvía la ciudad durante los días laborables. En respuesta, desarrolló un sistema que, inicialmente aplicado en torres, aspira el aire contaminado y lo limpia mediante filtros especiales. Ahora, esta misma tecnología se adapta a las bicicletas, con la intención de mejorar la calidad del aire en movimiento.
El sistema funciona gracias a un dispositivo frontal que, al avanzar la bicicleta, aspira el aire, lo filtra, y lo expulsa purificado hacia el ciclista, evitando así la inhalación directa de partículas nocivas. Es una solución especialmente esperanzadora para ciudades como las grandes urbes chinas, donde más de 1,6 millones de personas mueren cada año por la exposición a aire tóxico, y donde más de 400 millones de ciudadanos viven con niveles de polución superiores a los recomendados por la OMS.
Aunque el proyecto está pensado principalmente para bicicletas urbanas, su aplicación podría extenderse en el futuro a distintos tipos de ciclismo, desde bicicletas de montaña que se adentran en áreas periurbanas con problemas de calidad del aire, hasta bicicletas de carretera que recorren tramos industriales o de alto tráfico donde los niveles de contaminación también son preocupantes.
Esta iniciativa no solo protege al ciclista, sino que convierte cada pedalada en una acción activa por un aire más limpio, abriendo el camino hacia una movilidad más inteligente, saludable y sostenible.