Por muchas veces que hayas escuchado aquel dicho latino de
mens sana in corpore sano, nunca dejas de sorprenderte por lo bien que te sientes después de hacer deporte.
Compañerismo, superación, euforia… Son tantas las sensaciones positivas que se sienten cuando montas en bicicleta que no es fácil describírselo con palabras a alguien que no lo haya experimentado en primera persona.
El ciclismo es uno de los deportes más recomendados desde hace años por los médicos, que aconsejan a sus pacientes una actividad divertida, segura y muy beneficiosa para la salud.
Además de porque te gusta mucho dar pedaladas, ¿te has parado a pensar que quizá debes darle a tu bicicleta las gracias por muchas más cosas de las que crees? Aquí te mostramos las 6 más importantes.
1. Por cuidar tu cuerpo
Usar tu bicicleta te está ahorrando una larga lista de dolencias y de gasto en medicamentos. Como herramienta de prevención es muy valiosa, porque protege del riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer y de la diabetes tipo 2.
El ciclismo está indicado para personas de todas las edades y especialmente para aquellas con dolencias en la espalda y las articulaciones, ya que no implica sufrir impactos, como sí ocurre en otros deportes en los que hay saltos.
Cuando das pedaladas estás potenciando tu sistema inmunológico y ayudando a tu cuerpo a perder grasas, pero es que la lista de beneficios del ciclismo para tu cuerpo es casi inacabable: mejora el riego sanguíneo, reduce los niveles de colesterol, incrementa la fuerza del corazón y la capacidad pulmonar, fortalece los músculos y mantiene la densidad de los huesos.
2. Por cuidar tu mente
Hay pocas preocupaciones cotidianas que resistan a un entrenamiento ciclista o una jornada de competición sobre las dos ruedas.
Mientras das pedaladas, poco a poco tus problemas pierden importancia y van quedando en un segundo plano. Seguro que has experimentado más de una vez la sensación de que, cuando te bajas de la bicicleta y te das una ducha, ves las cosas de otra forma y hasta aparecen soluciones que de otra forma no habrías encontrado.
Eso es porque tu bicicleta te aleja del estrés, ya que cuando la usas tu cerebro recibe una potente inyección de endorfinas y serotonina. Tu humor mejora, tu autoestima sube y te blindas ante la ansiedad y la depresión.
3. Por ayudarte a pensar más y mejor
¿Sabías que el ciclismo mejora el rendimiento de tu cerebro? A esta conclusión llegó en 2015 un estudio de la University Medical Center Utrecht, en Holanda. En él se asegura que hace crecer la densidad de la materia blanca del cerebro, la encargada de las conexiones que hace tu cerebro para realizar sus funciones habituales.
No es el único estudio que establece una relación directa entre el uso de la bicicleta y el aumento de la capacidad cerebral, aunque sí el que más evidencias ha ofrecido de ello hasta ahora.
4. Por ayudarte a dormir mejor
El insomnio es casi una plaga en la actual sociedad occidental. En España se estima que lo padece un 20% de la población. ¿Y si te dijéramos que la bicicleta te ayuda a dormir más y de forma más profunda?
Dar pedales es un antídoto perfecto contra el estrés y la ansiedad y ayuda a equilibrar el cansancio mental con el físico. Eso sí, recuerda dejar 3 horas de distancia entre la actividad ciclista y el momento de meterte en la cama para que tu cuerpo se relaje y baje la temperatura corporal.
5. Por mejorar tu vida social
Formar parte de un club, una peña o una grupeta de asiduos a la bicicleta te permite estar en contacto con personas que comparten tu misma afición.
Asociar a un grupo de personas a una actividad placentera, lejos de un entorno laboral en el que priman las relaciones profesionales, incrementa la calidad de vida porque ayuda a estrechar lazos.
Contar con un grupo habitual de compañeros ciclistas es, además, lo más indicado para intercambiar opiniones sobre rutas, entrenamientos o accesorios ciclistas.
6. Por ayudarte a descubrir lugares únicos
No todos los deportes pueden decir que se realizan al aire libre y en entornos naturales como los que se pueden conocer desde el sillín de una bicicleta.
Si pedaleas desde hace años seguro que tu amiga de dos ruedas te ha llevado más de una vez por lugares con encanto que, después, has invitado a conocer a familiares y amigos. Tanto la bicicleta de carretera como la de montaña te permiten ser más intrépido y curioso e incluso acceder a parajes poco conocidos.