No hace falta que nos digas lo mucho que amas tu bicicleta. Sin embargo, antes o después llega un día en el que decidís daros un descanso. Puede que sea porque debes parar debido a alguna lesión (esperamos que no), que tengas un nuevo modelo que la sustituye, o que quieras dejar tu afición favorita por un tiempo.
El caso es que
llega el momento de guardar la bicicleta y surge la gran pregunta: ¿cuál es la mejor forma de hacerlo para que esté protegida y lista para cuando quiera volver a usarla?
Hay varias respuestas posibles para esa cuestión, en función de numerosos factores. Por eso queremos darte algunos consejos que consideramos básicos y dejar que seas tú el que tome la última decisión. Esperamos que te resulten de máxima utilidad.
Aléjala de la humedad y de la luz
Elige un lugar cubierto y lo más alejado posible de las inclemencias del tiempo. Si cuentas con un garaje o una sala en la que tengas un pequeño taller de material relacionado con la bicicleta, utilízalo.
Comprueba que en el lugar no hay filtraciones de agua o humedades y que no se producen condensaciones. Si la habitación o el local tiene ventana, evita que la luz directa recaiga sobre la bicicleta. Si la almacenas junto a otros objetos, asegúrate de que no hay riesgo de que se le caiga encima alguno que pueda dañarla.
¿Es mejor cubrir la bicicleta?
Cubrir nuestra bici tiene la ventaja de que
aumenta su protección y la resguarda del polvo, que puede afectar más de lo que parece a sus diferentes componentes. Utiliza una funda impermeable que sea sencilla de guardar y desplegar. Puedes elegir entre muchos modelos de distintos colores, materiales y cierres (cremallera, velcro, etc.).
¿Cuál es el mejor soporte?
No hay ningún problema en que simplemente dejes la bicicleta apoyada en la pared, pero si apuestas por usar un soporte, podrás elegir entre multitud de modelos; individual o para varias bicicletas, de suelo o de pared, incluso de techo…
Elige el que mejor se adapte al espacio del que dispones,
siempre asegurándote de que el soporte aguanta el peso de tu mejor amiga y de que tienes un fácil acceso a ella.
¿Debo usar un antirrobo?
Aunque guardes en tu propia casa tu bicicleta,
siempre será aconsejable protegerla con un antirrobo. En el indeseable caso de que sufras un hurto en el domicilio, será más fácil que no la pierdas. Eso sí, asegúrate que el sistema antirrobo no fuerza ningún componente de la bicicleta si tienes previsto guardarla durante bastante tiempo.
Antes de guardarla, llévala al taller
No querrás encontrarte con una sorpresa desagradable cuando vuelvas a montar en ella, ¿verdad?
Hacerle una revisión completa antes de decirle adiós por un tiempo es la mejor forma de evitarlo. Presta especial atención a los siguientes componentes:
-
Ruedas. Cubiertas, llantas, radios y buje son los puntos cardinales de tus ruedas. Comprueba que no tienen golpes y límpialas para liberarlas de cualquier suciedad. Ni buje ni radios deben presentar holguras.
-
Dirección y cambio. Los rodamientos de la dirección deben estar limpios y engrasados, mientras que en el cambio debemos fijarnos en cómo se encuentran las roldanas y lubricar los rodamientos de las ruedecillas del cambio.
-
Transmisión (Eje pedalier, desviador, plato, casete, pedales y cadena). La parte motriz de la bicicleta es especialmente sensible al paso del tiempo. Comprueba que el eje pedalier no alberga agua. Utiliza líquido desengrasante para estos componentes y revisa y aprieta la tornillería.
-
Zapatas y puentes de freno. Las primeras se pueden lijar para retirar de ellas restos de suciedad y barro. Los puentes de freno deben estar bien ajustados.
-
Otros. Revisa que el cableado no esté deshilachado. También es una buena ocasión para limpiar la cinta del manillar.
Últimos trucos de mantenimiento
No olvides que el cableado puede destensarse si no usas la bicicleta durante mucho tiempo. Un truco para evitarlo es engranar el piñón pequeño para que el muelle del cambio no pierda tensión. Para que los puentes de freno no pierdan tensión se pueden soltar de la maneta.
También podemos
cubrir la cadena con una vaselina neutra que la protegerá del óxido. Si tenemos un sillín de piel podemos aplicarle un tratamiento especial para ese material que lo mantenga en las mejores condiciones durante el tiempo que pase en el trastero.