Guía esencial para mantener tu cuadro de carbono en perfectas condiciones
La fibra de carbono se ha convertido en pocos años en el material estrella en la fabricación de cuadros de bicicleta. Un material ligero, rígido y muy resistente que, sin embargo, requieres de unas ciertas atenciones y cuidados para protegerlo y evitar que se dañe. Te enumeramos 10 consejos para proteger y mantener como nuevo el cuadro de carbono de tu bicicleta y prolongar así su vida. Si tienes una bicicleta con cuadro de fibra de carbono eres un ciclista con suerte. Te podrás beneficiar de todas sus ventajas: peso ligero, rigidez, mejor transmisión de la energía del pedaleo, absorción de vibraciones en puntos de fatiga... Son muchos y variados los beneficios de tener una bicicleta de carbono. Pero disfrutar de todas esas ventajas durante mucho tiempo requiere también de unos cuidados específicos del material. Aunque el carbono es mucho más resistente ante golpes o deformaciones que el aluminio, una fisura o rotura del cuadro puede ser muy costosa de reparar (de 200 € a 500 € en muchos casos). Para evitar problemas y que el cuadro luzca como el primer día, te invitamos a que realices estas 10 tareas o trucos de mantenimiento, sencillos pero muy eficaces.
1. Limpieza: agua, jabón y un trapo suave
No hay secretos ni productos milagrosos con la limpieza de los cuadros de fibra de carbono. Suelen tener los mismos acabados de pintura que los de aluminio. Por lo tanto se limpian igual: agua (evitando las mangueras a presión), jabón neutro y útiles de limpieza (bayetas o paños) suaves, generalmente de microfibra para no arañar la superficie. Existen, por otro lado, productos específicos en el mercado para la limpieza y protección de los cuadros de carbono. Productos que, sin embargo, no eximen de la limpieza general con agua y jabón. Marcas como Morgan Blue los tienen en su catálogo: limpian, abrillantan y protegen los tubos de la acción de agentes externos, como el barro o polvo.
2. Mantén la bicicleta lejos de radiadores y estufas
A la hora de dejar aparcada la bici o guardarla en el garaje no la dejes al lado de objetos metálicos o puntiagudos. En una pared, por ejemplo, apóyala sobre dos puntos: puños y neumáticos (girando la bici) para evitar que se caiga. También evita ponerla al lado de un radiador o estufa para proteger el acabado.
3. Usa pasta de carbono para el montaje
La fricción o roce entre componentes de carbono y aluminio y el propio cuadro puede acabar degradando con el tiempo el carbono, aumentando el riesgo de que aparezcan grietas o fisuras. O que se parta en caso de caída o golpe fuerte. Usar una pasta específica de carbono, cuya composición y textura es antideslizante, evita que ambas partes friccionen. Utiliza sólo esta pasta para el montaje de partes fijas de la bici: tija-tubo del sillín o manillar-potencia. Y recuerda limpiar bien la superficie antes de aplicarla.
4. Respeta el par de apriete recomendado
Es muy importante aplicar la fuerza justa a los tornillos a la hora de montar una tija, un manillar o cualquier otro componente o accesorio. El par de apriete recomendado suele aparecer grabado en cada componente. Hay que respetarlo para todos los componentes y materiales, pero en especial para el carbono, ya que necesita un menor par. De lo contrario, la excesiva presión podría dañarlo o astillarse en cuanto reciba un fuerte impacto. En caso de tener un valor diferente para cada componente, aplica siempre el menor.
5. Evita la exposición al sol o la lluvia
Si no vas a montar en bici en un tiempo puedes taparla con una funda protectora específica, una manta o un plástico grande, para impedir la entrada de polvo y protegerla de la humedad. Si vas a guardar una bici de carbono por una temporada, hazlo siempre en interiores. Nunca la dejes al sol mucho tiempo o en lugares expuestos a la humedad. Además de deteriorar los componentes, el acabado del cuadro podría perder sus propiedades (color, brillo...).
6. Usa herramientas adecuadas
En el caso del par de apriete, y para asegurarnos de que aplicamos el correcto sin pasarnos, es conveniente hacerse con una lleva dinamométrica que marque o limite ese par. Hay multitud de ellas en el mercado recomendadas para bicicletas o componentes, aunque desde 10 euros puedes hacerte con una portátil con los Nm (la medida usada para el par) recomendados para el montaje de componentes. Por otro lado, ya hemos mencionado que para la limpieza es recomendable usar trapos y cepillos suaves. Si no quieres arriesgar, en tiendas tanto físicas como online de ciclismo hay disponibles productos limpiadores diseñados para respetar y proteger la pintura de los cuadros y materiales como el carbono.
7. Utiliza protectores específicos
Además de los adhesivos y cintas para evitar que los cables rocen con el cuadro de carbono, también puedes proteger otras partes sensibles de mayor superficie con protectores duros, como los de vainas o tubo diagonal. Ambas zonas son las más expuestas a que se pegue barro, polvo o grasa de la cadena. Los protectores de vainas clásicos de espuma que se enrollaban al tubo con velcro ya han pasado a mejor vida. Ahora las propias marcas de bicicletas o componentes ofrecen protectores de plástico duro y de goma casi personalizados, de menor peso, mejor acabado y que protegen con mayor eficacia estas partes de la bicicleta. Si eres muy receloso con la suciedad y el estado del cuadro, plantéate instalar uno de estos protectores.
8. Evita roces entre piezas durante el transporte
Si vas a llevar la bici dentro del coche o en un portabicis, presta especial atención en la protección del cuadro o piezas de carbono. Si crees que pueden rozar con algún otro elemento, pon entre medias un trapo limpio o algún elemento plástico para evitar que rocen. Tampoco te excedas con el apriete de las bridas o abrazaderas para fijar las ruedas al portabicis si las llantas son de carbono.
9. Acaba con el roce de cables
Es bastante frecuente que la bicicleta no guíe los cables adecuadamente por el exterior y roce con sus fundas en el cuadro. Esto a la larga puede erosionar la pintura y las capas superficiales del cuadro, dejando al descubierto la estructura. Evítalo colocando un adhesivo protector (los venden en cualquier tienda de bicicletas a muy buen precio) en la zona del roce, para así separar ambos elementos.