A simple vista las
bicicletas de gravel y de
ciclocross parecen similares. Ambas reúnen características del ciclismo de carretera y el
mountain bike y cuentan con una estética muy similar. Pero cada una de ellas posee también elementos particulares que acaban por darles una utilidad muy diferente a la que podemos pensar de inicio. Si bien el gravel es una modalidad ciclista que despegó hace apenas cinco años y se enfoca fundamentalmente al cicloturismo por terrenos sin asfaltar no muy técnicos, el ciclocross es una disciplina nacida mucho antes que el gravel y destinada a la competición para circuitos de alto rendimiento. Esto hace que las bicicletas de gravel y de ciclocross cuenten con elementos que favorezcan a uno u otro tipo de ciclismo dependiendo de su uso. Éstas son las principales diferencias.
La geometría
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(Imagen: Logan Deborde - Unsplash)[/caption] La primera diferencia sustancial entre una bicicleta de gravel y una de ciclocross está en su geometría. Es decir, cuáles son las medidas de los tubos y ángulos de sus uniones. En una bicicleta de gravel la geometría busca dotar de mayor comodidad y estabilidad al ciclista para completar recorridos de larga distancia, con una mayor distancia entre ejes y un ángulo más relajado del tubo del sillín. Esta última peculiaridad permite que el ciclista pedalee en una postura más erguida y, por tanto, más cómoda. Además, la altura desde el eje de pedalier al suelo es más baja que en la bici de ciclocross, acercando el centro de gravedad de la bicicleta al suelo para añadir estabilidad al ciclista. En ciclocross, no obstante, el centro de gravedad es más alto, lo que supone mayor inestabilidad, pero también más agilidad y comodidad para superar obstáculos. Recuerda que la bicicleta de ciclocross está destinada a ser rápida, para usarse en circuitos cortos pero exigentes. Por otro lado, sus vainas más cortas y la menor altura de la pipa de la dirección aumentan la agilidad y contribuyen a una postura de ataque que favorece cambios de ritmo y puntas de velocidad más altas.
El cuadro
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(Imagen: Michael Tabolsky - Unsplash)[/caption] En lo que respecta al tipo de construcción del cuadro y materiales utilizados, la bicicleta de gravel es más pesada (entre 1 y 2 kg de media más). Suelen estar fabricadas con materiales más resistentes que ligeros, como el aluminio o incluso el acero (aunque también hay modelos en carbono). Marcas americanas como
Kona ofrecen bicicletas hechas con acero
cromoly, buscando ese lado romántico del gravel de pedalear por puro placer, sin preocuparse demasiado de los beneficios de peso y rigidez de los cuadros de carbono. En las gamas de bicicletas de ciclocross, en cambio, prima el carbono, que aligera el peso para dar sensaciones al ciclista de mayor rigidez, ligereza y agilidad, fundamental para ganar segundos al crono. Además, ambos pasos de rueda (la distancia entre la barra de la horquilla en la delantera o tirante de la trasera y el neumático) son algo más pequeños en la bicicleta de ciclocross, debido a la menor anchura de los neumáticos (de máximo 33 mm). Por último, otra característica destacada de los cuadros de ciclocross es la sección recta o aplanada del tubo horizontal, que permite llevar la bici al hombro en las rampas pronunciadas y escalones tan frecuentes de los circuitos. El gravel, en cambio, opta por un diseño de tubos más clásico, redondeados y gruesos, además de elementos de refuerzo en las uniones de los tubos para incrementar su resistencia, con soluciones importadas del
mountain bike.
Los neumáticos
Pasamos al capítulo de componentes, en el que los neumáticos tienen una gran importancia a la hora de establecer diferencias entre una bicicleta de gravel y una de ciclocross. La primera suele venir montada con neumáticos más anchos y tacos menos marcados. Una combinación que aporta mayor estabilidad y adaptación a diferentes terrenos en un mismo recorrido (grava, adoquines, asfalto o tierra). Los neumáticos de las bicis de gravel son más polivalentes y hay más variedad de tamaños y anchura, desde ruedas clásicas de carretera de 700c a estándares del ciclismo de montaña como las 650B (27,5"). Los anchos suelen variar entre 30 y 42 mm, para adaptarse a recorridos de cualquier nivel técnico. En cambio, las cubiertas de ciclocross, fundamentalmente tubulares de 700c, por su menor peso, poseen una anchura menor, de hasta 33 mm, y un dibujo más marcado, con tacos más pronunciados que aumentan el agarre, además de amplios canales entre ellos para evacuar rápidamente el barro. Son neumáticos indicados para ciclistas de nivel técnico alto, que sepan controlar la bicicleta en terrenos deslizantes de barro o arena.
La transmisión
Otra diferencia fundamental entre las bicicletas de gravel y ciclocross está en los desarrollos utilizados. Las gravel optan por un amplio rango de desarrollos, con opciones de doble plato (50/34) o monoplato (de 38 a 42 dientes) y cassettes de 11-42 u 11-36 de 11 coronas. En el ciclocross se utilizan grupos de transmisión menos polivalentes, de doble plato 46/36 o monoplato de 40 dientes y cassettes de menor rango de desarrollos (11-32, 11-34 u 11-36). Es por tanto una combinación para competición, destinada a ciclistas en gran estado de forma. Además, en los últimos años, con la exitosa introducción de las transmisiones de plato único en el ciclocross, las bicicletas han heredado elementos del
mountain bike más radical como los
guiacadenas para evitar saltos y salidas de la cadena.
Si eres un ciclista aventurero, que no piensa en velocidades medias ni watios, te gustan las largas rutas en bicicleta o incluso los recorridos por etapas, sin duda el gravel colmará tus necesidades.
Los componentes
Por otro lado, existen también diferencias entre las bicicletas de gravel y las de ciclocross en otros componentes y periféricos, como los manillares. En las primeras es más ancho (20 mm más con modelos de 440 mm) y con la parte baja abierta que favorece el manejo en descensos y pasos técnicos. En cambio, en las bicicletas de ciclocross el manillar es más estrecho y con las puntas rectas, como en las bicicletas de carretera. Otras piezas, como las tijas, son más gruesas y pesadas para las bicis de gravel, al igual que las potencias, más largas y con ángulos en negativo en el caso de las ciclocross. En cuanto a las llantas, las gravel contarán con anchos internos más grandes, de 25 ó 28 mm, medida necesaria para montar neumáticos más anchos. Por último, en el capítulo de los frenos hay más similitudes entre ambas, optando en casi todas las nuevas gamas por los discos, aunque de mayor diámetro en el caso de las gravel (160 mm).
Los accesorios
En esta comparativa no se puede dejar de lado la esencia cicloturista del gravel, que queda plasmada en el diseño de sus bicicletas. Los cuadros vienen preparados de serie para instalar uno o dos portabidones, e incluso algunas marcas incluyen el propio accesorio en el montaje, mientras que en las de ciclocross suelen venir sólo los tornillos para anclar uno. Además, en los tirantes y tubo vertical de las gravel de gama de entrada o media es común que tengan anclajes para instalar un transportín y llevar alforjas con equipaje.
Gravel o ciclocross, ¿cuál elegir?
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, si finalmente has decidido adentrarte en el amplio mundo del ciclismo fuera del asfalto, sin dejar de lado completamente la carretera, adquirir una bici de gravel o ciclocross será la mejor opción. Pero debes reflexionar primero sobre qué tipo de salidas quieres realizar y qué nivel tienes, antes de lanzarte a la compra. Si eres un ciclista aventurero, que no piensa en velocidades medias ni watios, te gustan las largas rutas en bicicleta o incluso los recorridos por etapas, sin duda el gravel colmará tus necesidades. En cambio, si lo que quieres es exprimirte en los senderos, en recorridos cortos pero intensos, una bici de ciclocross es la elección más adecuada. Te permitirá completar tus entrenamientos con la mayor eficiencia, aunque también te exigirá estar en una gran forma física.