Los cuadros de bicicletas actuales, la mayoría fabricados en aluminio y carbono, son muy poco propensos a generar óxido en su superficie. Pero sus partes metálicas y tornillería (la mayor parte de acero) sí que son zonas delicadas en las que el óxido no tarda mucho en hacer su aparición si no hay una limpieza o mantenimiento adecuados.
El óxido aparece en
bicicletas que llevan tiempo sin usarse y se han guardado sin protección en espacios con humedad. Si es el caso de tu bicicleta y quieres restaurar su estado original, deberás tener en cuenta estos consejos de limpieza.
El óxido no es tan sencillo de eliminar y requiere de un mayor esfuerzo y uso de productos específicos. Y ten en cuenta que si el óxido ya ha invadido el interior de los tubos y soldaduras o corroído el metal, esa bicicleta quedará inservible.
Cómo eliminar el óxido de la bicicleta: pasos y productos recomendados
El proceso de limpieza es similar, ya sea óxido del cuadro o de los componentes. Necesitaremos un producto desengrasante, además de otro ácido (limón o bicarbonato valdría) y un cepillo con cerdas duras. Para la transmisión o cadena, por ejemplo, se usan este tipo de filamentos más rígidos para eliminar la grasa y el óxido más fácilmente. También serán necesarios trapos de microfibra para el secado.
1. Aplicar el producto y dejar actuar
Ya sea mediante productos caseros como el limón o el bicarbonato diluido en agua o uno específico anti óxido hay que aplicarlo sobre la zona oxidada y dejar actuar varios minutos (entre 5 y 10) antes de frotar con el cepillo.
2. Frotar y aclarar
Si la capa de óxido es algo más gruesa habrá que hacer varias pasadas con el cepillo para eliminarlo. Una vez eliminados todos los restos de óxido, tocará aclarar con abundante agua por toda la zona, ya que los productos ácidos pueden seguir haciendo su efecto y dañar el metal.
3. Secado
El aclarado y secado son muy importantes para la limpieza del óxido. Los productos de limpieza utilizados son más fuertes y corrosivos con el metal si no se retiran a tiempo.
Por otro lado, en las piezas engrasadas como la cadena, roldanas o cassette la acción de los productos ácidos tiene que venir precedida de una buena limpieza desengrasante para eliminar cualquier resto de lubricante.
Cómo evitar la aparición de óxido en tu bicicleta
Sin duda las operaciones de prevención acaban siendo mucho más efectivas y menos costosas que las de limpieza si hablamos de óxido. Una
limpieza frecuente de la bicicleta y engrasado de sus componentes evitará, casi con total seguridad, su aparición.
También es muy importante el lugar en el que guardes la bicicleta. Lo ideal es un garaje o habitación fresca y seca. En caso de que vivas en zonas con humedad elevada y la bicicleta se quede una temporada parada, te recomendamos cubrirla con una funda sin dejar ninguna parte al descubierto. En el mercado existen fundas específicas para todo tipo y tallas de bicicleta, hechas con materiales aislantes repelentes de la humedad.
El agua y el barro son los mejores caldos de cultivo para el óxido.
Si has salido en bici y ha llovido deberás limpiar a fondo la bicicleta justo después de terminar, secarla y engrasar la cadena, los muelles de los pedales (sin son automáticos) y otras partes móviles como la dirección.
No dejes la bicicleta sucia en el garaje durante varios días, ya que el óxido puede comenzar a aparecer rápidamente en cadena, coronas, etc. La limpieza y engrasado siempre debe hacerse justo al terminar la ruta.
Problemas y averías derivadas del óxido
El óxido en cuadros de aluminio actuales es muy difícil que aparezca por las propias propiedades del material y los tratamientos de su superficie. Los cuadros de acero, sin embargo, están más expuestos, por lo que su conservación debe ser más rigurosa.
Un cuadro o componentes oxidados conlleva numerosos problemas para el funcionamiento de la bicicleta y acelera su desgaste. El óxido superficial si no se ataja con una limpieza como la que te hemos explicado más arriba acaba por corroer las capas interiores del metal, aumentando el riesgo de que se fracture.
Además, componentes fundamentales para el movimiento de la bicicleta como la transmisión no funcionarán adecuadamente si están oxidados y acelerarán su desgaste y el de otras piezas con las que tengan contacto. El pedaleo generará chirridos, no será suave y fluido y, de ninguna manera, contribuirá a rendir adecuadamente sobre la bicicleta.
Misma situación para la tornillería. Si la rosca tiene óxido su apriete será irregular y no fijará las piezas o componentes entre sí como debe. Aparecerán así holguras y desgaste prematuro de toda la pieza por un mal montaje. Por estos motivos es recomendable prevenir las marcas de óxido y, en caso de que se produzcan, eliminarlas convenientemente antes de que se produzcan daños mayores por corrosión.