Alejandro Valverde nunca ha ganado un Tour de Francia ni un Giro de Italia. Tampoco ha logrado una medalla en los Juegos Olímpicos y solo ha conquistado en una ocasión la Vuelta a España. Si analizamos su palmarés en grandes vueltas por etapas, sus resultados pueden parecer discretos en comparación con otras leyendas del ciclismo en ruta. Sin embargo, si ampliamos el foco, su legado en las grandes clásicas lo posiciona como el mejor ciclista español en pruebas de un día.
El pasado fin de semana, Valverde sumó un nuevo hito con su victoria en la Lieja-Bastoña-Lieja, la más antigua de los cinco "Monumentos del Ciclismo", junto a la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la París-Roubaix y el Giro de Lombardía. A sus 35 años, el murciano es considerado el corredor de clásicas más completo de la historia del ciclismo español. Su versatilidad en carreras de un día lo ha llevado a cosechar títulos como tres Lieja-Bastoña-Lieja (2006, 2008 y 2015), tres Flecha-Valona (2006, 2014 y 2015) y dos Clásicas de San Sebastián (2008 y 2014), además de múltiples podios en los principales eventos del calendario internacional.
Su dominio en el ciclismo de carretera es incuestionable, pero su capacidad de adaptación a terrenos exigentes lo convierte en un ciclista que bien podría haber brillado en el mundo de las bicicletas de montaña. La habilidad de Valverde para afrontar recorridos exigentes con repechos explosivos y descensos técnicos refleja la misma destreza que se necesita en el mountain bike para superar senderos irregulares y descensos de gran dificultad.
Con seis medallas en el Campeonato Mundial de Ciclismo en Ruta (dos platas y cuatro bronces) y un título de Campeón de España en Ruta y Contrarreloj, Valverde sigue persiguiendo uno de los retos que aún se le resisten: subir al podio del Tour de Francia. A pesar de ello, su longevidad, consistencia y éxitos en las clásicas de un día lo consolidan como una de las figuras más icónicas del ciclismo español, tanto en pruebas de carretera como en retos que requieren la resistencia y la explosividad que caracterizan a los ciclistas de bicicletas de montaña.