Subir el Tourmalet, hacer la Quebrantahuesos o completar la Paris-Roubaix son algunos de los hitos que llevarán tu pasión por el cicloturismo a otro nivel.
Pero si lo que buscas son rutas verdaderamente únicas, de ésas que podrás contar con orgullo a tus nietos, te proponemos estas seis. ¿Te imaginas lo que vas a fardar en Strava completando estos recorridos?
1- Dalton Highway (Alaska)
Abrígate bien, porque el frío es uno de los peores enemigos de aquellos valientes que deciden enfrentarse a la última carretera de Alaska en dirección norte.
Son 666 kilómetros (sí, el número no es casual) que componen un trayecto que arranca en Prudhoe Bay, en el Ártico, y termina en Valdez, ya en el océano Pacífico. Los motoristas y ciclistas que han recorrido todo su itinerario o parte de él coinciden en que
se trata de uno de los lugares más inhóspitos del globo.
Esto no le impide contar con espacios de enorme belleza natural, como los miradores Gobbler’s Knob y Finger Mountain. Solo para los más valientes.
2- Gibb River Road (Australia)
Australia es la isla más grande del mundo. Sus desiertos son los más extensos de la tierra. Y cuenta con fenómenos naturales y especies animales únicas en los cinco continentes. ¿Y esperabas que no tuviera representación en esta lista?
Las carreteras que cruzan el
outback australiano (el interior semiárido del país) son numerosas, pero nos quedamos con la Gibb River Road, en la región de Kimberley:
660 kilómetros entre las localidades de Derby y Kununurra salpicados de canguros y cocodrilos.
También encontrarás tribus indígenas fieles a una cultura milenaria. Y auténticos regalos para la vista, como el desfiladeros de Lennard o el sorprendente Parque Nacional de Windjana Gorge, en el que es posible darse un plácido baño para recuperar fuerzas.
3- Camino de los Yungas (Bolivia)
Apodado
el camino de la muerte, no se puede decir que aquél que se enfrente a él no esté avisado. Solo se trata de 60 kilómetros de recorrido entre La Paz, capital boliviana, y la localidad de Coroico... ¡Pero qué 60 kilómetros!
Para empezar, la anchura de la vía es de solo 3,5 metros. Para continuar, en un 90% es cuesta abajo, ya que entre el punto de origen y el lugar de llegada hay una diferencia de altura de 2.500 metros. Y, para terminar,
discurre entre una pared de roca y el precipicio, que va a dar a un hermoso valle.
Eso sí, acompañantes no faltan, ya que la bicicleta es el medio de locomoción predominante en la zona. Construida por prisioneros en los años 30, es posible recorrerla en 4 horas, aunque los cambios de presión aconsejan hacer varias paradas y tomárselo con paciencia.
4- Trollstigen (Noruega)
Las 11 curvas con pendientes superiores al 9% de esta carretera situada en el centro de Noruega han aparecido en numerosos videoclips y películas. Y no es para menos.
Se construyó en 1936 para comunicar los pueblos de Valldal y Åndalsnes, aunque a sus promotores no pareció importarles el peligro que supone recorrerla. Por suerte,
las autoridades solo permiten que se circule por ella durante los meses de verano.
En el país nórdico, poco dados a las exageraciones, la conocen como la
escalera del Troll, y es común que las olas tapen una parte del recorrido cuando el mar está bravo. ¿Te parece suficiente?
5- Tianmen Shan (China)
Tianmen Shan, a la que se apoda con respeto
Montaña Puerta del Cielo, tiene un puesto permanente entre las carreteras más peligrosas de la tierra y al mismo tiempo entre las más bellas.
En sus 9,5 kilómetros de longitud se concentran 99 curvas, a cada cual más cerrada. El número de giros no es casual, porque invoca a la suerte según la cultura china, pero lo cierto es que su recorrido puede llegar a convertirse en una verdadera tortura si no se tiene una especial habilidad con la bicicleta.
Ah, y los 1.100 metros de diferencia de altura entre su comienzo y su final tampoco ayudan.
6- Moki Dugway (Estados Unidos)
En el sudeste del estado de Utah se encuentra una de las carreteras que más accidentes se ha cobrado (eso sí, de poca gravedad) en toda la historia de Estados Unidos. Y eso que solo está compuesta por 5 kilómetros.
Tiene
pendientes del 11% y un límite de velocidad establecido en algunos tramos de 8 km/h, lo que da una idea de lo fácil que es salirse de una curva y morder el polvo, que en este caso es mucho. Estrecha y sinuosa, toda precaución en ella es poca, como recuerdan los coches accidentados y abandonados que pueden contemplarse desde algunos puntos.
El mejor premio, tras recorrerla, es visitar la zona de estacionamiento próxima a la cima, desde donde puede contemplarse el asombroso Valle de los Dioses.