"Es la mayor innovación que he visto nunca en una bicicleta en toda mi carrera deportiva. Sería un idiota si no la utilizara". Con esta contundencia, el ciclista belga Tom Boonen ha reabierto el debate sobre la utilización de los frenos de disco en el pelotón internacional.
La UCI, que inicialmente contempló la posibilidad de utilizarlos a finales de 2015, decidió finalmente prohibir este tipo de frenos en las bicicletas de carretera tras el accidente que sufrió Francisco Ventoso en la París-Roubaix en la primavera de 2016, y que le produjo un severo corte en la pierna con el filo de uno de los discos de freno.
A pesar de ello, tanto algunos fabricantes como ciclistas profesionales siguen presionando para que los frenos de disco lleguen a las pruebas de ruta de la UCI World Tour. En disciplinas como el ciclocross o el MTB, su uso está completamente extendido desde hace años, sobre todo en las bicicletas de montaña, donde la eficacia de frenado es crucial en terrenos técnicos y descensos pronunciados.
Sin ir más lejos, esta semana Tom Boonen ganó la segunda etapa de la Vuelta a San Juan (Argentina) con una Specialized Venge Vias Disc equipada con este sistema de frenado. Se trata de una evolución tecnológica que nació en el mundo del ciclismo off-road y que ahora busca consolidarse también en las bicicletas de carretera, generando un intenso debate entre defensores y detractores.
"El año pasado tuve una Tarmac con frenos de disco, y en diciembre probé la Vengé. Este tipo de frenos funcionan mejor, es más sencillo controlarlos y no bloquean tan rápido como los convencionales. No entiendo por qué se ha montado tanto lío, porque es la mayor mejora que he visto nunca en la bicicleta".
Boonen no es el único ciclista que se ha mostrado abiertamente partidario de que la UCI autorice finalmente el empleo de los frenos de disco. Peter Sagan también ha utilizado una Specialized Venge con este sistema de frenado en Australia, donde ha comenzado a preparar la temporada 2017.
