Todo sobre los frenos de disco: tipos, tecnologías actuales y mantenimiento

Todo sobre los frenos de disco: tipos, tecnologías actuales y mantenimiento

Debates aparte, y más allá de polémicas en cuanto a su uso en la alta competición, los frenos de disco dominan el mercado ciclista. Si quieres presumir de una bicicleta completamente actualizada, deberá montar este tipo de frenos.

En esta guía te contamos todo sobre su funcionamiento y las tecnologías actuales. Asimismo, compartiremos trucos sencillos (pero efectivos) para su cuidado y mantenimiento.

El sistema de frenos de discos: partes y funcionamiento

Comencemos refrescando algunos conceptos básicos. ¿Cuáles son los elementos que componen los frenos de disco?

Maneta

Su construcción será diferente, dependiendo de si el circuito de frenado es hidráulico o mecánico. Si es hidráulico, tendrá adherido a su cuerpo un pequeño depósito o bomba con líquido de frenos en su interior (aceite mineral o sintético, dependiendo de la marca o modelo). Mediante la palanca de la maneta se realiza presión sobre este líquido, desplazándolo para accionar las pinzas de freno.

Si el circuito es mecánico, no tendrá bomba o depósito. La misma acción del líquido la realiza, en su lugar, un cable de acero trenzado, que gana o pierde tensión en función de lo que apretemos la maneta.

Ajuste de frenos MTB
Imagen: Depositphotos

Pinzas

Antes de que el líquido dirija esa presión sobre la pinza y el disco de freno, discurre por dentro del latiguillo o cable hasta llegar al émbolo o pistón de la pinza. Éste, a su vez, se mueve para presionar las pastillas, el otro elemento interno de la pinza de freno. Actualmente, se pueden distinguir dos tipos de pinzas:

  • De 2 pistones. Son las más comunes en todas las modalidades de ciclismo. Los dos pistones se sitúan uno a cada lado de la pinza, tras la correspondiente pastilla.
  • De 4 pistones. Se usan, sobre todo, en modalidades más radicales de MTB, como el Enduro o Descenso, aunque cada vez es más habitual verlo en Cross Country, bicicletas rígidas, etc. En este caso, se dobla el número de pistones: dos por cada lado de la pinza para aplicar más potencia de frenado con la misma o similar modulación.

En cada lado, el primer pistón ubicado según el sentido de giro del disco es más pequeño que el segundo. Con esto se compensa el efecto cuña o mayor fuerza de frenado que se produce en la zona. Así, se evita que la pastilla se desgaste más por un lado que por otro y se eliminan oscilaciones del disco.

Las pinzas de freno de 4 pistones consiguen aumentar la potencia de frenado hasta un 20%.

Las pinzas de cuatro pistones son pinzas más grandes y unos 20-40 gr más pesadas que las de dos pistones. Sólo son compatibles con modelos de frenos específicos para 4 pistones y son más caros: unos 50 €, por término medio.

Pastillas

Al referirnos a las pastillas de freno, hablamos de la pieza metálica encargada de retener la rotación del disco y frenar la rueda. Una pieza capital que tiene una vida útil limitada y cuyo desgaste deberá vigilarse con frecuencia.

Podemos distinguir dos tipos principales, en función del compuesto utilizado de la superficie de frenado: orgánicas (mejor frenada pero corta duración) y metálicas (frenada algo más imperfecta, pero más duradera).

Pastilla de freno
Pastillas de freno, desmontadas.

Discos

Dependiendo de su tamaño (diámetro) y construcción (una sola pieza o dos piezas), potenciarán unas propiedades u otras.

1.- El diámetro de los discos

Determina la capacidad de frenado. Un disco de mayor diámetro minimizará, por regla general, el tiempo desde que se acciona la maneta hasta que se detiene la rueda.

Por otro lado, un aumento del diámetro del disco es recomendable para asumir la mayor potencia de un freno en concreto. Por ejemplo, uno de cuatro pistones requerirá de discos de gran diámetro para asumir y gestionar mejor esta potencia.

A continuación, repasemos los diferentes diámetros disponibles en el mercado.

  • 140 mm: el estándar más pequeño en la actualidad. Mayoritario en bicicletas de carretera o ciclocross.
  • 160 mm: medida intermedia, la más usada y polivalente: MTB cross country, carretera o gravel.
  • 180 mm: más propia del MTB (como disco de freno delantero) y en modalidades con grandes exigencias de frenado: XC/trail o enduro.
  • 203 mm: presente mayoritariamente en modalidaes radicales del MTB: trail, enduro y descenso.
  • 220 mm: disco específico para bicicletas de enduro y descenso, especialmente en la rueda delantera.

Un disco de mayor diámetro tiende a minimizar el tiempo que transcurre desde que accionas la maneta del freno hasta que se detiene la rueda.

2.- El diseño y construcción de los discos

Dependiendo de su diseño y estructura, el disco puede ser más o menos pesado y soportar mejor el
calentamiento y fatiga de la frenada. En este sentido, podemos distinguir dos categorías: los discos rígidos y los discos flotantes o de dos piezas.

Los discos rígidos constan de una pieza de acero inoxidable. Son los más comunes, que puedes encontrar en bicicletas de primer precio y gama media. También en alta gama con diseños especiales para disipar el calor.

Los discos flotantes o de dos piezas tienen una parte externa o superficie de frenado de acero, junto a un núcleo de un material más ligero y resistente al calentamiento (aluminio o carbono). Son más caros que los rígidos y se montan en bicis de media y alta gama, tanto en carretera como en MTB.

Rueda trasera MTB

Por otra parte, hay que tener en cuenta el tipo de anclaje al buje de la rueda, ya que no hay uno universal y es importante para determinar su compatibilidad con la bici. Se pueden distinguir dos estándares de anclaje: de 6 tornillos (SRAM, principalmente) y Center Lock (de rosca, patentado por Shimano). La mayoría de marcas poseen modelos con versiones para uno u otro sistema.

Tipos de freno de disco

Para clasificar los frenos de disco, podemos atender a dos criterios: según su accionamiento y según la modalidad ciclista.

Según su accionamiento

Ya hemos mencionado que existen dos sistemas universales de frenos de disco según su tecnología de accionamiento: hidráulicos y mecánicos.

1.- Frenos de disco hidráulicos

Se trata del sistema más extendido. El circuito de frenado está lleno de líquido de frenos (un aceite mineral o sintético) que se bombea desde la maneta a la pinza. Entre sus puntos fuertes está su frenada más progresiva y modulada, de menos a más, que evita bloqueos de las ruedas para favorecer un mejor control.

Sistema de freno hidráulico.
Imagen: empire331.

2.- Frenos de disco mecánicos

Los frenos de disco mecánicos se valen de un cable de frenado tradicional. La frenada es algo más brusca, menos progresiva. Además, tienden a desajustarse más y a perder tacto. Sin embargo, las reparaciones y ajustes son más sencillos que en un freno hidráulico. Prescinde de sus engorrosos purgados del sistema y sustitución de líquido.

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Según modalidad

Otro criterio para clasificar los frenos de disco es atender a la modalidad ciclista que practiquemos.

1.- Mountain Bike

Los frenos de disco llegaron al MTB hace más de 20 años, como respuesta a recorridos cada vez más técnicos y a la necesidad de una frenada más eficaz y controlada. El estándar de disco va de 160 a 220 mm, y la maneta es recta y ajustable en alcance (sin necesidad de herramienta en los modelos superiores). Además, también es posible mejorar la potencia con modelos de cuatro pistones.

2.- Carretera

Los frenos de disco de carretera, de más reciente implantación, tienen sus propias particularidades, en manetas, tamaño de la pinza y diámetro del disco. Son más pequeños que los de MTB (140 y 160 mm) y los de tipo flotante se están imponiendo sobre los rígidos, con una pieza central más extendida y opaca, además de aletas para disipar mejor el calor (tecnología Ice de Shimano).

pinzas ultegra
Imagen: pinza de frenos de disco de Shimano.

3.- Gravel

Los frenos de disco para Gravel tienen similitudes en tamaños y tecnologías con los de carretera, usando el mismo tipo de maneta para el manillar de gancho. Pero el diámetro de disco suele ser mayor, optando por 160 o 180 mm. Además, las manetas de freno poseen un diseño y ergonomía diferente que proporcionan un mejor agarre de los dedos, sacrificando un poco el peso.

Tecnologías: nuevas tendencias

¿Quieres conocer algunas de las nuevas tecnologías que se están imponiendo en los frenos de disco actuales para ciclismo?

Manetas: ajustables en alcance y en contacto

Es un sistema presente en frenos de disco de montaña, como los SRAM G2. Además del ajuste más habitual de la posición de la maneta con respecto al manillar (mediante una pequeña rueda) existe otra rueda o dial integrado en el cuerpo de la maneta que regula el punto de contacto con la pastilla. Influye en el recorrido de la palanca, otorgando un tacto más firme o blando sin mover la posición de la pastilla.

Pinzas: de cuatro pistones y rígidas

Los frenos con pinza de cuatro pistones han roto la frontera de la competición y de las modalidades de MTB más extremas. Las grandes marcas ya ofrecen modelos para todo tipo de bicis de montaña, y en todos los rangos de precio.

La irrupción de las e-bikes, que requieren unos frenos más resistentes y de mayor potencia, ha contribuido también a esta expansión. Las pinzas presentan diseños que proporcionan mayor integración y rigidez, favoreciendo una frenada uniforme sin vibraciones y evitando el movimiento o desajuste de la pinza.

Anclaje: Flat Mount

Las pinzas de freno traseras y delanteras de muchas bicicletas de media y alta gama, tanto en carretera como en MTB, se anclan ya con sistema Flat Mount. Permite prescindir del adaptador de la pinza para atornillarla al cuadro del anclaje Post Mount, ahorrando unos gramos, consiguiendo una mejor integración con la bici y mayor rigidez en la zona de frenado.

Flat Mount Shimano Dura-Ace - frenos de disco hidráulicos
Imagen: sistema Flat Mount de Shimano Dura-Ace.

Refrigeración de pinzas y discos

El sobrecalentamiento de unos frenos de disco, por un uso continuo de este (en los descensos sobre todo) genera fatiga en el sistema, pérdida de tacto y potencia. Los fabricantes trabajan permanentemente en tecnologías que permitan disipar mejor el calor de discos y pinzas, las zonas donde aumenta más la temperatura.

En las pinzas, los pistones de aluminio se están imponiendo como solución al sobrecalentamiento.

Shimano ha perfeccionado su tecnología Ice, llamada ahora Ice Freeza para sus frenos más avanzados (Dura-Ace, Ultegra, XT en MTB, etc). Se centra, sobre todo, en los discos, añadiendo unas aletas de acero o aluminio (dependiendo del modelo) en la parte central que disipan el calor.

Asimismo, añade una fina capa de aluminio en el cuerpo y pista de frenado, un material que retiene menos calor que el acero y también una pintura especial como revestimiento, capaz de reducir 10º C la temperatura.

Por su parte, SRAM lanzó en 2021 sus discos HS2 para Mountain Bike. Son de tipo flotante y tienen la particularidad de tener unos nervios con revestimiento especial de pintura negra que logran bajar la temperatura hasta 40º C en las condiciones de frenado más exigentes.

discos HS2 de SRAM
Imagen: discos HS2 de SRAM.

Asimismo, el aumento de grosor del disco, de 1,85 a 2 mm, en este caso, siempre se traduce en reducción del calentamiento por el uso de más material.

Mantenimiento: cuidados básicos para evitar averías

La operación de purgado del líquido es una de las operaciones más importantes que requiere un buen mantenimiento de los frenos de disco; sin olvidar la sustitución de las pastillas, por supuesto.

Purgado

Se debe hacer uno al año, tanto si usas mucho la bici como si no. El líquido de frenos pierde sus propiedades con el uso y también sin él, por lo que se hará necesario extraer el líquido viejo bombeándolo con líquido nuevo desde la maneta hacia el orificio de salida de la pinza.

A priori, es una operación sencilla que podrías realizar en casa, pero deberás contar con dos pequeñas mangueras, embudo y líquido de frenos para realizar el purgado.

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Sustitución de pastillas

El compuesto de las pastillas se va eliminando en la fricción con el disco. Habrá que comprobar su estado con frecuencia, cada dos o tres meses. Si su grosor es inferior a 1 mm, habrá que pensar en cambiarla; si baja a 0,5 mm, deberás sustituirla de inmediato, ya que el soporte metálico de la pastilla (más duro) empezaría a rozar con el disco, dañando su pista de frenado.

Puedes desmontar la pinza y extraer, mediante su puente metálico, el par de pastillas para comprobar el desgaste del compuesto. Esta operación la puedes realizar junto al purgado anual, para tener una mejor organización del mantenimiento de tus frenos. El coste de las pastillas no es muy elevado, oscilando de 10 a 20 euros. Podrás cambiarlas en casa sin muchas complicaciones, ahorrándote un buen dinero en mano de obra del taller.

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Centrado de las pinzas

Las frenadas fuertes, golpes o caídas, o el simple uso, pueden provocar un desajuste en la fijación de la pinza al cuadro o a la horquilla (en el caso del freno delantero). Esto provoca un descentrado de las pastillas con respecto al disco, lo que genera fricción aun sin accionar el freno.

Para evitar el molesto ruido que genera, y reducir el desgaste del compuesto por estos roces, afloja los tornillos de sujeción de la pinza. Muévela y céntrala ligeramente, apretando al mismo tiempo la maneta para realinearlas con el disco, y aprieta de nuevo los tornillos, alternando este apriete para que sea uniforme en ambos lados.

Limpieza: pinzas, pastillas y discos

Unos frenos con discos, pinzas y manetas limpios antes de empezar cada ruta funcionarán de forma más eficaz y añadirán años de vida útil. Una limpieza superficial con agua y jabón, evitando que entre en el interior de la pinza, es obligada tras cada salida.

Frenos de disco
Imagen: V_Sot.

Para la limpieza del interior de la pinza, que es conveniente realizar mensualmente, deberás retirar primero las pastillas. Luego, limpia el interior con agua y jabón neutro, o un limpiador específico para frenos de disco. Finalmente, lubrica la superficie de los pistones con el mismo líquido de frenos del circuito.

Los frenos de disco deberán revisarse a fondo una vez al año, con sustitución de líquido y pastillas.

En cuanto a las pastillas, revisa que el compuesto no tenga resto de suciedad, aceite, etc. De lo contrario, estarán contaminadas y será necesario tratarlas con agua y alcohol, y después lijar suavemente para eliminar estos restos. Si no lo haces, la eficacia de la frenada se verá comprometida, así como el tacto al frenar.

Limpiar la pista de frenado del disco también es esencial. Realízala después de cada salida con un trapo suave (microfibra), un poco de agua y jabón neutro. También existen en el mercado limpiadores de discos, que además tienen propiedades repelentes del polvo o el barro.

No olvides el rodaje previo

Por último, unos consejos para ciclistas poco familiarizados con los frenos de discos.

Para empezar, el tacto, la potencia y la modulación de la frenada es diferente a la de unos frenos de zapata. Por lo tanto, se requiere una adaptación y rodaje previos.

En este sentido, al comprar una bici nueva con frenos de disco, o tras cada cambio de pastillas, hay que realizar un proceso de rodaje o aclimatación al sistema. Al estar la superficie del compuesto de las nuevas pastillas tan firme y pulido, estas resbalarán sobre el disco y no lo detendrán, aumentando el riesgo de percance.

Después de cada cambio de pastillas, es conveniente realizar un proceso de adaptación sobre la bicicleta.

Así, hay que pedalear y tocar el freno de menos a más repetidas veces, en un llano o calle sin mucho tráfico, de forma controlada. Recomendamos hacerlo hasta que sientas que el tacto se endurece y la bicicleta se detiene cada vez más rápido. También puedes hacer este rodaje en parado, instalando la bici en un pie con la rueda suspendida en el aire y frenando repetidas veces hasta endurecerlo.

Con este rodaje también conseguimos que las pastillas queden alineadas con el disco y su desgaste sea uniforme en toda su superficie.

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